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lunes, 21 de octubre de 2013

EDITORIAL.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   la mirada de Mario Fabio Beltrones es de desazón, preocupación o cansancio, o todo junto. No lo sé. Adivínelo usted, amable lector y navegante de este blog, cuando se observa la imagen que acompaña estas notas:

La Jornada, D.F., del 21 de octubre de 2013, p. 18.

   ¿En qué estaba pensando el legislador en esos momentos en que fue sorprendido por la cámara fotográfica?
   ¿En el destino del país?
   ¿En la irreparable pérdida de los valores que nuestra sociedad ya tiene a partir de la aprobación de las reformas laboral, energética y demás menudencias?
   Su mirada se parece a la de cualquier mexicano común y corriente que, como él cargan con una profunda preocupación, la de cómo resolver la vida a partir de estos momentos en que no queda nada por hacer, que no sea prepararse para lo que viene, que no es otra cosa que un destino impredecible, pero también lo suficientemente predecible y oscuro, para no decir que nefasto y real como lo que parecen anunciar las fanfarrias del desasosiego.
   Su rostro angustiado no anuncia nada bueno para nadie. El pesimismo nos invade, y parece ser que la fuerza del neoliberalismo, de la globalización y la modernidad, ingredientes perversos de lo que parece ser un escenario donde domina la alteridad, esa condición de ser otro, y que no es uno, ni ese país que es México, ni uno como cada uno de los mexicanos, no parece ser el mejor resultado de una condición dominante que amenaza con borrar del mapa todo aquello que se niegue aceptar los dictados de esa nueva condición impuesta por los tiempos que corren.
   Con las terribles condiciones de un país con bajos índices de crecimiento, y altos valores de desempleo, y donde además la fórmula aplicada por los grupos en el poder no está funcionando como estaba previsto, el abismo es la siguiente etapa, donde podrían marcarse brechas difíciles de reponer en el corto plazo, con medidas políticas y económicas de suyo erráticas, equivocadas que nada bueno están dejando a su paso por países que, como el nuestro, se encuentran en proceso permanente de desarrollo, pero que, a falta de otros elementos o componentes de primera necesidad, hacen que el funcionamiento siga mostrando altos niveles de subdesarrollo. Todo lo anterior lo percibimos quienes tenemos que soportar medidas que afectan nuestra economía, nuestra condición laboral, sea esta estable o irregular. Pero nada que no sea el equilibrio se augura por el momento. Se plantean largos, muy largos plazos para encontrar una condición ideal de las cosas y ese ha sido una de los anhelos largamente esperado por la nación mexicana, sujeta desde su emancipación a condiciones que no han traído consigo el mejor porvenir posible.
   Levantar su brazo izquierdo en forma mecánica le da un sello de conformidad a la votación, pero también de profunda responsabilidad, o irresponsabilidad según sea el caso a la toma de decisiones que, como las que se presentan en la Cámara de Diputados, definen el destino de México. No lo sé, pero su actitud me preocupa, como es de preocupar lo que afecta nuestro diario acontecer, el de 122 millones de mexicanos que no tenemos garantías de un futuro mejor.
   Y luego todavía más, en ese rostro no priva ni un rasgo de certeza, pues en efecto, lo gestual del ser humano puede ser tan contundente como lo que pueda apreciarse en su propia faz. Si lo sorpresivo de la imagen captó además, esa terrible condición de que lo suyo no fue votar o aprobar una decisión absolutamente convencido de lo que se refleja, todo ello podría indicar un profundo grado de complicidad para con los dictados de los intereses del poder, no de la conciencia para la soberanía de un pueblo.
   La imagen da para más. Suficiente hasta aquí para entender que un rostro político de tal dureza no dice nada bueno para nadie, salvo para los que resulten beneficiados con medidas que, como las que se discuten en las cámaras, los ponen a buen resguardo, aunque sean unos cuantos, pero no el todo de la sociedad que conforma a este país.

22 de octubre de 2013.


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