ATENTA INVITACIÓN
ESPERO CONTAR CON SU AMABLE PRESENCIA.
LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA. DEL ANECDOTARIO ELECTRICISTA.
POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
Para 1956 dejó de funcionar un medio de
transporte que fue vital en muchos sentidos para las obras del la
hidroeléctrica de Necaxa. Me refiero al ferrocarril Necaxa-Carmen, del que
traeré hasta aquí las notas que, en su momento preparó para la ocasión don Francisco
Javier González Pardo, antiguo trabajador en Luz y Fuerza del Centro.
Actualmente[1]
se desmantela la vía de ferrocarril propiedad de la Compañía de Luz, que
comunicaba las poblaciones de Necaxa, Huauchinango y Totolapa, con su terminal
la Estación El Carmen en el Estado de Puebla. Por dicha vía se transportó
durante muchos años y principalmente en épocas de construcciones, la maquinaria
pesada y materiales que se utilizaron en las instalaciones que hoy conocemos
por el Sistema Hidroeléctrico de Necaxa.
Con este motivo, nos complace reproducir a
continuación una amena narración sobre este ferrocarril que nos fue enviada por
el señor Francisco Javier González Pardo, trabajador jubilado que fungió como Oficial
Mayor de la División de Necaxa durante los años de 1909 a 1939.
El ferrocarril
Necaxa-Carmen, propiedad de la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A.,
fue siempre un pequeño ferrocarril industrial pero que, con el paso de los
años, logró hacer historia.
La línea
comunicaba las poblaciones de Necaxa y Huauchinango Totolapa y su terminal,
Estación El Carmen, del estado de Puebla. En una breve extensión de 30 Kms. el ferrocarril
ascendía o descendía la friolera de 700 metros con pendientes hasta de 7.5% a
través de una de las zonas montañonas más imponentes y pintorescas de la
República. En el recorrido, se prodigaban hasta 315 curvas, algunas de ellas de
60 grados, usándose en la vía, riel de 40 libras.
El ferrocarril
contaba con 3 locomotoras de montaña tipo cremallera de 33 toneladas marcha
Shay, 5 locomotoras de bielas de 20 toneladas marca D.K. Porter; 25 plataformas
de distintas capacidades hasta 30 toneladas y 15 carros caja de diversa
capacidad.
Con este
equipo se transportaron durante la época de construcción de las presas,
canales, plantas y túneles del Sistema Necaxa, toda la maquinaria pesada y
materiales en general que se requirieron. Para pasajeros se disponía de dos
carros llamados “Necaxa” y “Carmen”; tres autovías marca American Oldsmobile y
Adda. En estos cinco vehículos se trasladaban trabajadores y empleados a
distintos lugares. Con frecuencia el ferrocarril transportó a los señores Ing.
G. R. G. Conway y W. H. Fraser, Presidente y Gerente, que fueron por mucho
tiempo de la Compañía, quienes solieron acompañar a personajes distinguidos en
la política, la industria y las finanzas de México.
Con seguridad
no hubo ningún ferrocarrilito particular en toda la vida de México, que haya
transportado a cinco Presidentes. A bordo de los mejores carros de pasajeros
viajaron por los vericuetos de la zona hidroeléctrica de Necaxa, a lo largo del
tortuoso trayecto, los señores Presidentes Gral. Don Porfirio Díaz, Don
Francisco I. Madero, Gral. Álvaro Obregón, Gral. Venustiano Carranza y Gral. e Ing.
Don Pascual Ortiz Rubio. En sus giras los acompañaron miembros de sus Estados
Mayores y de sus gabinetes.
Tal vez el
hecho más extraordinario en la historia de este ferrocarril, construido para
propósitos tan diversos, fue la conducción del cadáver del Presidente Carranza,
procedente del pueblo de Tlaxcalaltongo hacia Beristáin, Puebla, para ser
conducido posteriormente por el ferrocarril Hidalgo a la Ciudad de México.
La visita
de los Presidentes estuvo más que justificada por tratarse de conocer las
instalaciones de una Compañía entonces joven, que desde aquel tiempo habría de
tener una importancia trascendental para toda la República y en especial para
el abastecimiento de energía eléctrica de la zona central. La trágica muerte
del Presidente Venustiano Carranza, lo hizo figurar, fortuitamente, en uno de
los episodios más dolorosos de la historia de la Revolución Mexicana.
Revista Alquimia (Sistema Nacional de Fototecas) N° 47. Enero-abril, 2013. Año 16, N°
47, p. 37.
Autor no
identificado. El ataúd e Venustiano Carranza, de Villa Juárez a Necaxa, Puebla,
1920. Clave: AFFT 20559
El ex –
ferrocarril de Necaxa construyó un ramal de 7 Kms. que conectaba los diversos
puntos del Sistema con Tlalchichica, ramal que se hizo indispensable para la
construcción de la planta de Tepexic.
Los imperativos
del progreso hicieron que este pequeño ferrocarril resultase inútil. La carretera
lo desplazó. Pero no podemos menos de publicar esta nota reminiscente puesto
que el ferrocarril no solamente escribió una página industrial de gran
importancia para la Compañía y para México, sino que él y sus trabajadores
tomaron parte en episodios que ha registrado nuestra historia.
Encantador y entrañable relato de un hombre,
de un trabajador que debe haber experimentado muchas jornadas contemplando el
ir y venir de este “ferrocarrilito” que un buen día, como todo lo que empieza
debe terminar, así también su historial, quedando en el recuerdo de muchos, y
en el que hoy día y para su fortuna, se conservan dos de las máquinas
mencionadas, y que pueden apreciarse en el Museo Tecnológico de Chapultepec.
Felicidades, muy interesante artículo
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