POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
Esta es una visión particular que se tenía
sobre Luz y Fuerza del Centro en 2006, y que deseo compartir con los lectores y
“navegantes” de este blog.
EN 2006. LUZ Y FUERZA
DEL CENTRO MANTIENE SU HEGEMONÍA. ASUME LA GLOBALIZACIÓN Y NO
SE INTIMIDA CON LA
PRIVATIZACIÓN.
Para entender este primer gran aspecto, y
antes de pasar a la materia que se analiza, quiero proporcionar una serie de
datos concretos que nos darán una idea cabal sobre lo que estamos hablando.
DATOS DUROS EN 2006.
POBLACIÓN
ACTUAL EN MÉXICO: 103, 263, 388 millones de habitantes, repartidos en una
extensión territorial de 1, 959,248 km2, lo cual indica que existe
una densidad de población equivalente a 52.70 hab/ km2
PRODUCTO
INTERNO BRUTO: 9,138,549.00 (pesos corrientes), con un crecimiento real anual
estimado del 5.1 (valor este último que no es real ni tampoco está confirmado).
PRODUCTO
INTERNO BRUTO, INGRESO Y GASTO DE LA INDUSTRIA ELÉCTRICA :
1.5
De
este valor, LyFC participa con el 1.6
En
ingresos: 0.3
En
gasto programable: 0.3
En
gasto de obra pública: 0.1
GENERACIÓN
BRUTA Y NETA DE ENERGÍA ELÉCTRICA (Gigawatts-hora)
LyFC
con generación termoeléctrica e hidroeléctrica:
BRUTA:
2.072.6
NETA:
2.038.4
(que
es la cantidad de energía eléctrica registrada en terminales de los generadores
de plantas termoeléctricas y fuentes alternas).
COMERCIALIZACIÓN
DE ENERGÍA ELÉCTRICA (Gigawatts-hora)
LyFC
participa en comercialización industrial, agrícola, doméstica, comercial y de
uso general y servicio público: 31.438
USUARIOS
DE ENERGÍA ELÉCTRICA (Miles de contratos)
LyFC
participa en contratación industrial, agrícola, doméstica, comercial, uso
general y servicio público con 5, 747.
CONSUMO
DE ENERGÍA ELÉCTRICA POR ENTIDAD FEDERATIVA. (Gigawatts-hora) donde LyFC tiene
tendida infraestructura
Distrito
Federal: 13,366.5
Hidalgo:
2.958.5 (@)
México:
15.441.6 (@)
Michoacán:
7.071.7 (@)
Morelos:
2.116.6 (@)
Puebla:
6.462.1 (@)
Es
decir, que contabilizando la población por entidad, tenemos un total aproximado
de 36,036,030 lo que indica que LyFC proporciona servicio a más de la cuarta
parte de la población del país en un punto neurálgico como es el mismo centro
del territorio nacional, donde además, se encuentran concentrados varios
factores del crecimiento económico
La
densidad de población por estado es la siguiente:
Distrito
Federal: 8,720.916
Hidalgo: 2,345,514
México:
14,007,495
Michoacán: 3,966,073
Morelos:
1,612,899
Puebla:
5,383,133
Total:
36,036,030
Así
que cada uno de nosotros como trabajadores, debemos prestar servicio a ± 800 o 900 mexicanos
que se encuentran concentrados en los estados que se indican en la relación
inmediata superior.
INFRAESTRUCTURA
DE LA INDUSTRIA ELÉCTRICA
(Capacidad instalada (Mw)
LyFC
tiene infraestructura en termoeléctrica e hidroeléctrica equivalente a 879.3,
considerando este valor a partir de la potencia real.
INFRAESTRUCTURA
DE LA INDUSTRIA ELÉCTRICA
(Capacidad de la Red
eléctrica Km)
LyFC
en transmisión, subtransmisión y distribución tiene una infraestructura de
32.667.6
LyFC
en redes de subestaciones de distribución (Mva): 16.361.3
LyFC
en redes de subestaciones de transformación (Mva): 13.076.3
INVERSIÓN
IMPULSADA EN LA INDUSTRIA ELÉCTRICA
(Millones de pesos en flujo de efectivo).
LyFC
tiene un equivalente a 5.623.5
PERSONAL
EMPLEADO EN LA INDUSTRIA ELÉCTRICA
LyFC,
entre trabajadores de planta, temporal o provisional cuenta con: 40, 478.
INDICADORES
DE PRODUCTIVIDAD DE Luz y Fuerza del Centro.
En cuanto a la globalización, es un hecho
que LyFC ha ingresado a este concepto, empujada por toda la circunstancia que
opera en el ámbito mundial del crecimiento. La globalización supone una serie
de amenazas a empresas como la nuestra siempre y cuando sepamos valorar con qué
tipo de globalización nos enfrentamos. Varias áreas de la entidad se han
certificado bajo la propuesta de la
ISO 9000:2000 cuyos propósitos son los de la calidad total.
Sabiendo que el principal patrón de comportamiento en esta empresa es la
continuidad de servicio. Conscientes de que por ahora no existe un competidor a
la altura de LyFC pero que si nos descuidamos puede hacer acto de presencia de
forma riesgosa, es por dicho motivo que se hace necesario considerar este
factor como una forma de mejorar las condiciones al interior de la propia
entidad, lo que implicará forzosa y necesariamente proyectar hacia fuera esa respuesta
de calidad dirigiéndola, en esencia al cliente.
Cuando la empresa, bajo la figura Compañía
de Luz y Fuerza del Centro, S.A. fue aumentada por el concepto “En
liquidación”,[1]
muchos de los trabajadores de aquella época (1974-1994) sospechaban que “En
liquidación” era una amenaza constante de desaparecer. Sin embargo no fue así.
Como se registraron algunos adeudos con las empresas que originalmente
financiaron el capital de la Mexican Light and Power Company, no era posible
culminar contratos de manera total, por lo que sus accionistas pidieron plazos
y prórrogas pertinentes con objeto de que se cubrieron los adeudos pendientes.
Sin embargo, la verdadera amenaza de
liquidarnos, ha recaído en los últimos gobiernos neoliberales (los sexenios de
Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada y
el más reciente de ellos: el de Felipe Calderón Hinojosa). El neoliberalismo
comenzó a tener impulso desde el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988),
quien impulsó un proyecto económico capaz de desequilibrar empresas
paraestatales con objeto de privatizarlas, recortando su plantilla de
trabajadores, fijando horarios propios de la industria privada y peor aún,
quedando reducida a figura decorativa los sindicatos y todo su proceso
corporativo.
No tenemos porqué temerle a la
globalización, en muchos sentidos de nuestro tiempo estamos rodeados por ese
fenómeno. Es posible que por esa causa LyFC pueda privatizarse. En todo caso,
tenemos que armonizar tanto nuestro trabajo que seamos capaces de demostrar al
estado nuestros altos niveles de calidad laboral. Es posible reducir cualquier
tentación que provenga del gobierno en cuanto nuestros indicadores de
productividad no sean afines a la exigencia del cliente.
Respecto a la privatización, este será un
aspecto en el que seguirá insistiendo el gobierno mientras no apoye eficazmente
los propósitos de expansión y estabilización del sistema eléctrico nacional
primero. De la influencia de LyFC después, destinando partidas presupuestales
afines a las necesidades y/o prioridades que una y otra empresa tienen como
reto para resolver la más importante de las filosofías o principios que debemos
cumplir cabalmente sin renunciar a ese espíritu. Dicha filosofía se llama
“continuidad de servicio”.
Veamos en detalle algo acerca de la
globalización.
La globalización económica se traduce en el
movimiento de bienes, servicios e información. Pero también supone que la gente
se desplaza o sea desplazada. Por otro lado, la globalización es un término moderno especialmente usado para
describir los cambios en las sociedades y la economía mundial que resultan en un incremento
sustancial del comercio internacional y el intercambio cultural. El término fue
utilizado por primera vez en 1985, por Theodore Levitt en The Globalization
of Markets para describir las transformaciones que venía sufriendo la
economía internacional desde mediados de la década de los 60. Toni Comín define este proceso como "un
proceso fundamentalmente económico que consiste en la creciente integración de
las distintas economías nacionales en un único mercado capitalista
mundial".
La globalización es el proceso por el que la
creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo
unifica mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de
transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter
global. Así, los modos de producción y de movimientos de capital se configuran
a escala planetaria, mientras los gobiernos van perdiendo atribuciones ante lo
que se ha denominado la "sociedad en red". En éste marco se registra
un gran incremento del comercio internacional y las inversiones, debido a la
caída de las barreras arancelarias y la interdependencia de las naciones.
En los ámbitos económicos empresariales, el
término se utiliza para referirse casi exclusivamente a los efectos mundiales
del comercio internacional y los flujos de capital, y particularmente a los
efectos de la liberalización y desregulación del comercio y las inversiones, lo
que a su vez suele denominarse como “libre comercio” (en inglés: free trade).
Ahora bien, sobre la privatización podemos
tener las siguientes apreciaciones:
La
privatización es la acción por
la que una empresa o actividad pública pasa al sector privado.
En el ámbito empresarial, se produce cuando
el estado vende una empresa pública. es desde ese momento cuando el estado deja
de tener control sobre esa empresa vendida, de forma que no tiene ni gastos de
mantenimiento ni beneficios, pues este deber lo suplen los accionistas o dueños
de la empresa.
El estado sólo controla la actividad y recibe
beneficios según lo estipulado a través de los impuestos y el marco jurídico.
La privatización en los países
subdesarrollados tiende a provocar que las empresas sean compradas por
multinacionales extranjeras, de forma que a bajo coste (pues la mano de obra es
más barata) recogen los mismos beneficios, los cuales no se reinvierten en
dicho país productor sino que la multinacional los invierte en su propio país o
bien en comprar otras empresas en otros países, continuando así la cadena.
La primera fase para la privatización de una
empresa es la preparación de la venta, aún cuando la presión de la situación
puede considerarse como uno de los factores más importantes que incide en la
celeridad con la que se trata de vender la empresa también existen elementos de
política determinantes para la preparación de la venta. La reestructuración es
un paso previo a la privatización, en algunos casos la reestructuración es
absolutamente necesaria para promover la competencia o facilitar la venta, pero
la reestructuración tiene riesgos y plantea problemas importantes. En primer
lugar, puede resultar una operación que consuma demasiado tiempo, dando lugar a
que se pierda la oportunidad de privatizar. En segundo lugar, puede demandar
recursos importantes de los cuales carece el estado. En tercer lugar, puede
ocurrir que la reestructuración disminuya el número de potenciales interesados
si ella no coincide con los programas de inversión que estos últimos tienen.
Por estas razones es posible concluir que la
reestructuración de las empresas públicas como paso previo a su privatización
sólo debe ejecutarse cuando se cumple alguna de las tres siguientes
condiciones.
a)
Cuando se requiere para permitir o promover la competencia
b)
Cuando es absolutamente necesaria para hacer posible la venta, y
c)
Cuando el estado tiene claras ventajas comparativas para el sector privado para
adelantar la reestructuración de que se trate.
Reestructurar por estas razones, tales como
la posibilidad de mejorar el precio de venta final de la empresa, implica
suponer que el Estado tiene mayor capacidad de agregar valor que el sector
privado, esta es una actividad de la cual precisamente se está retirando el
estado. En este sentido cabe decir que las mismas razones que conllevan a la
privatización, deben conllevar a dejar que sea del sector privado la tarea de
la reestructuración de las empresas a privatizar.
La segunda fase de la privatización es el
método de venta, hasta ahora se han experimentado una amplia gama de esquemas o
modalidades de privatización y se sigue innovando en este campo. Por lo que no
existe un patrón fijo, obviamente la modalidad de privatización ha estado en
alto grado determinada por el tipo de empresa o actividad que se privatiza,
pero en general, la fórmula que ha predominado es la de la búsqueda de un
inversionista estratégico al cual se le vende un porcentaje de acciones con el
control de la empresa. Otro porcentaje de las acciones, que suele estar entre
el 4% y el 20%, se le vende a los trabajadores de la empresa privatizada y el
resto lo lleva el gobierno al mercado de capitales. Este ha sido el esquema
utilizado en la venta de empresas de telecomunicaciones, eléctricas y muchas
otras. Podríamos decir que este ha sido el esquema predominante en las grandes
empresas.
El objetivo de conseguir un inversionista
estratégico para las grandes empresas que se privatizan ha predominado
claramente sobre otros objetivos de política como el desarrollo del mercado de
capitales. En la venta del bloque accionario al inversionista estratégico ha
predominado ampliamente la licitación pública.
Ello ha contribuido de manera notable a darle
transparencia a los procesos de privatización, lo que a su vez ha contribuido a
darle a ésta viabilidad política. En este sentido es digno destacar que, siendo
la privatización un proceso en el cual están involucradas continuas y
cuantiosas operaciones mercantiles, no se ha convertido dicho proceso -como se
pronostico en algunos casos- en un centro de escándalos o de corrupción en
ningún país de América Latina. Luego de haber desarrollado el esquema sobre el
método de venta se procede con el tercer paso, el criterio de selección de los
compradores, al igual que con el método de venta no ha existido un único método
ni siquiera en el interior de cada país para seleccionar los compradores
finales de las empresas públicas a privatizar. Sin embargo, es posible apreciar
un hecho y una tendencia dominante:
a)
El precio ofertado ha sido el elemento más importante para la selección de
nuevos inversionistas.
b)
El precio ofertado tiende a ser el único elemento para decidir la selección del
nuevo propietario.
En numerosos casos de privatización en
América Latina, el precio ofertado por los inversionistas interesados ha tenido
una ponderación alta o dominante en la selección final; pero ese no ha sido el
único elemento. Se le ha dado alguna ponderación también a los planes de
inversión de los competidores. Sin embargo, en los casos de privatización más
reciente, el programa de inversión mínimo lo defiende el gobierno y se
convierte este en una exigencia igual para todos los inversionistas. Estos,
habiendo sido ya precalificados, compiten estrictamente sobre la base del
precio ofertado.
La utilización de un único criterio
(especialmente el precio) para la selección de los compradores de la empresa
tiene dos grandes ventajas. Simplifica enormemente el proceso de selección, al
remitirlo a un único indicador cuantificable y, por lo mismo, le dan gran
transparencia al proceso. Habiendo sido previamente precalificados los
potenciales inversionistas y habiendo sido igualmente definido el plan mínimo
de inversión (cuando ello procede) por el estado, se asegura que cualquiera sea
el que gane de entre los compradores, se habrá hecho una buena decisión
Y a todo esto, ¿Qué es el neoliberalismo?
Adolfo
Rivero Caro, nos permite reflexionar al
respecto cuando nos dice:
El liberalismo es la ideología de la
libertad. Para los liberales, la libertad es el valor supremo, entendiendo
libertad como la ausencia de coerción. Si nadie me impide hacer algo, soy
libre. La libertad, sin embargo, no es la ausencia de leyes, como piensan algunos.
En efecto, si yo deseo algo que otros también quieren, ¿cómo impedir que
nuestras libertades no entren en conflicto y conduzcan a la violencia? La
respuesta está en el estado de derecho, en el imperio de la ley. La ley plantea
las reglas del juego. Si todos estamos obligados a cumplirlas, somos libres[2]
La ausencia de leyes sólo conduciría al imperio de la fuerza y viviríamos bajo
la tiranía de los más fuertes.
En el terreno político, por consiguiente, el
liberalismo está a favor del gobierno que más libertades le garantice a cada
individuo, y que menos restricciones le imponga a sus actividades. Los
liberales desconfían del gobierno y quieren restringir su poder sobre los
ciudadanos. En definitiva, la historia de la humanidad ha sido la historia del
poder aplastante del gobierno sobre el individuo, empezando con las monarquías
asirias y los faraones egipcios hasta las monarquías absolutas que dominaron
todo el mundo (con excepción de Inglaterra) hasta la Revolución Francesa.
Las ideas esenciales del liberalismo fueron elaboradas por John Locke
(1632-1704), Montesquieu (1689-1755), David Hume (1711-1776), Adam Smith
(1723-1790) y John Stuart Mill (1806-1873), entre otros.
Debemos recordar que las monarquías absolutas
y la existencia de una aristocracia hereditaria eran la norma en toda Europa
(con excepción de Inglaterra) hasta el mismo siglo XIX. La única república que
existía en el mundo occidental era Estados Unidos, heredero de las tradiciones
británicas. América Latina, sin embargo, tenía una herencia muy distinta, la
del absolutismo español con sus gobiernos despóticos y su corrupción
institucionalizada[3].
Lenta y trabajosamente, sin embargo, las
ideas liberales se fueron imponiendo en todo el mundo occidental. La palabra
"liberal" se utilizó por primera vez en España, a principios del
siglo XIX, para denotar simpatía por una monarquía constitucional, con una
constitución parecida a la inglesa. El poder del gobierno sobre los individuos
es lo viejo. Lo radicalmente nuevo es el respeto a las libertades individuales
(también llamados "derechos humanos"). Es por eso que el socialismo y
el comunismo son profundamente reaccionarios y por lo que, desde hace 200 años,
la lucha política fundamental se desarrolla entre los liberales y sus enemigos.
En el terreno económico, la libertad es la
ausencia de coerción gubernamental para la producción, distribución y consumo
de bienes y servicios más allá de lo indispensable para mantener la libertad
misma. Durante toda la historia, el gobierno ha impuesto infinitas
restricciones y regulaciones sobre la actividad económica de los individuos. Lo
nuevo es la eliminación de esas restricciones. Pero eso es, justamente, lo que
libera las energías creadoras de la gente. Los países más libres económicamente
son los más ricos. Los más regulados, como Corea del Norte o Cuba están entre
los más pobres.
A fines del siglo XIX, las ideas del
liberalismo dominaban en todo el mundo occidental. El liberalismo, sin embargo,
se vio prácticamente marginalizado durante la mayor parte del siglo XX. Eso se
debió, en gran medida, a la desilusión con el capitalismo provocada por la I Guerra Mundial y luego
por la Gran Depresión
de los años 30. Todo el mundo creía que el capitalismo estaba en sus últimos
estertores y que la economía planificada (a diferencia del libre juego del
mercado) y la propiedad estatal (a diferencia de la propiedad privada) eran el
camino a seguir. La
Unión Soviética representaba "el futuro luminoso de la
humanidad." En Estados Unidos, Franklin Roosevelt, un socialdemócrata, se
apoderó del nombre de "liberalismo" (Estados Unidos es el único país
del mundo donde los socialistas se llaman "liberales.").
Aunque estas políticas socialistas aceleraron
la adopción de medidas de protección social que el capitalismo hubiera adoptado
de todas formas, su proliferación eventualmente condujo a un grave
estancamiento económico en Estados Unidos, Inglaterra y demás países
occidentales. Fueron los gobiernos de Margaret Thatcher, en Gran Bretaña, y
Ronald Reagan en Estados Unidos los que dieron un brusco viraje, recuperaron
las viejas ideas liberales y las aplicaron con un éxito espectacular. Desde
principio de los años 80, el liberalismo volvió a considerarse como la única
forma adecuada de gobernar. Era el nuevo liberalismo, el neoliberalismo. El
modelo socialista se ha ido abandonando lentamente en todas partes, trasladando
ahora el centro de su lucha al terreno cultural. El principal teórico liberal
del siglo XX ha sido F. A. Hayek. Ludwig von Mises también ha jugado un papel
de excepcional importancia.
[1] A partir de 1974, la Compañía de Luz y Fuerza
del Centro, S. A. y Asociadas fue puesta en liquidación, reduciendo de manera
sensible las inversiones y sometiéndola a una serie de políticas tarifarias,
contables y financieras, lo cual provocó que sus ingresos estuviesen por debajo
de sus necesidades de gasto.
[2] Véase La Evolución del Estado de Derecho, de Hayek.
[3] Véase La tradición estatista de América Latina, de Craig Roberts.
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