CENTROS DE TRABAJO EN
LUZ y FUERZA. ORÍGENES y DESARROLLO. LOS EDIFICIOS CENTRALES DE LUZ y FUERZA
DEL CENTRO EN EL SIGLO XX y XXI: ACTUAL CALLE DE 5 DE MAYO E ISABEL LA
CATÓLICA, GANTE N° 20 Y EDIFICIO “VERÓNICA” DE AV. MELCHOR OCAMPO 181.
POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
Toca el turno al que fue nuestra segunda
casa, el edificio de la “Verónica” o de “Verónica”, cuyos nombres se
pronunciaban constantemente por todos quienes teníamos que acudir, por alguna
circunstancia a realizar algún trámite en el que era el auténtico corazón de
Luz y Fuerza del Centro, espacio desde el cual se realizaban infinidad de
procedimientos, técnicos y administrativos con los que tan significativa
empresa operaba las 24 horas del día, durante los 365 días del año,
ininterrumpidamente, por lo que su misión, visión y objetivo se cumplieron
siempre, a cabalidad. Ahí están los principios, la filosofía a la que nos
debíamos siempre como trabajadores: producción,
generación, transmisión, distribución y comercialización de la energía
eléctrica, aspectos de los que se negó a entender en su dimensión exacta el
estado, justo en los momentos en que se procedió a la extinción de Luz y Fuerza
del Centro (11 de octubre de 2009), aduciendo para ello la aplicación de una
“política pública relacionada con un organismo descentralizado respecto del
cual se consideró que no logró alcanzar la autosuficiencia financiera, por lo
que su existencia ya no resultaba conveniente para la economía nacional,
decisión que fue tomada en términos de lo dispuesto en el artículo 16 de la Ley
Federal de Entidades Paraestatales, en tanto establece que cuando algún
organismo descentralizado, creado por el Ejecutivo, deje de cumplir sus fines o
su funcionamiento no resulte ya conveniente desde el punto de vista de la
economía nacional, el Ejecutivo Federal dispondrá su extinción y liquidación”.[1]
Así de tajante fue el juicio sumario con el
que no sólo se terminó con la historia de una empresa con más de 100 años de
servicio, sino que también nos despojaron de nuestra fuente de trabajo, como si
con ello se hubiese resuelto un asunto “de la menor importancia”.
Lamentablemente estaban dejando en la calle a 45 mil trabajadores del sector
eléctrico.
Disculpen, disculpen ustedes el exabrupto,
la emoción desatada… En fin, que haciendo recuerdos, insuflando la nostalgia
vienen a nuestra memoria todos aquellos recuerdos concentrados en el que es hoy
motivo de remembranza: El Edificio “Verónica”.
El predio sobre el cual se integró tal
construcción tiene gran prosapia histórica ya que parte de él perteneció nada
menos que al Marqués del Valle de Oaxaca y conquistador de México, don Hernán
Cortés.
El predio en cuestión se integró de dos
fajas de terreno cuyas superficies fueron de 32,787 y 18,436 m2.
La primera formó parte de la Hacienda de San
Juan de Dios de los Morales, que fue propiedad de don Juan Garibay; dicho señor
vendió el 8 de junio de 1880 a don Eduardo Cuevas, quien a su vez trasladó el
dominio de la propiedad el 17 de julio de 1899 a la Fábrica de Tejidos de Lana
de San Ildefonso. En enero de 1905 la anterior compañía vendió el predio a la
Cía. de las Fuerzas Hidroeléctricas de San Ildefonso, S.A.
La segunda, como se ha dicho antes,
perteneció originalmente al conquistador don Hernán Cortés, quien obtuvo por
Real Cédula expedida el Barcelona a los veintisiete días del mes de julio de
1529 por parte de su Cesárea y Católica Majestad el Emperador Carlos V y su
augusta madre doña Juana, la merced de esas tierras de labranza y de dos casas
que fueron del Emperador Moctezuma; todo ello quedó vinculado en el Marquesado
del Valle de Oaxaca hasta febrero de 1837, fecha en que don José de Aragón
Pignatelli y Cortés, Duque de Terranova y Monteleone, vendió las tierras de
labor a don José María Manero, de quien las heredó su hijo don José Hipólito
Manera y Sevilla en diciembre de 1860.
Este último fraccionó el rancho formando
ocho lotes con frente a la Calzada de Tacuba y la porción restante la vendió el
3 de abril de 1861 al señor don Francisco Somera. A la muerte del señor Somera,
pasan los bienes a las sociedades “Franco-Suiza-Belga”, “Sociedad Benevolente
Americana”, “Beneficencia Española”, “Hospital de Jesús” y “Hospital Valdivieso”,
las cuales transfieren la propiedad de los terrenos aludidos con fecha 5 de
julio de 1899 al señor Lic. Don Alfonso Lancaster Jones quien los aportó a la “Compañía
Explotadora de Terrenos” el 21 de julio de 1899, para que, posteriormente,
fuesen enajenados a la Compañía Explotadora de las Fuerzas Hidroeléctricas de
San Ildefonso, S.A., por escritura del 28 de julio de 1900.
Ambas fajas de terreno fueron traspasadas
entre otras por la Compañía de las Fuerzas Hidroeléctricas de San Ildefonso,
S.A., a la Compañía Mexicana de Luz Eléctrica, S.A., el 4 de junio de 1906 de
quien las adquirió la Compañía de Fuerza del Suroeste de México, S.A., actual
propietaria, con fecha 24 de noviembre de 1953.
En 1955 fue demolido, para iniciar los
trabajos del nuevo edificio de Oficinas Generales de la Compañía, el local que
ocupaba una de las primeras plantas generadoras de la República, denominada “Verónica”,
construida a fines del siglo antepasado con una capacidad de 1,100 KW y que se
localizaba en dichos terrenos. Todo ello en los terrenos de uno de esos predios
que en algún momento integraron el rancho de “La Verónica”, mismo que quedaba a
un costado del bosque de Anzures,[2]
sitio que en algún momento del capítulo revolucionario, sirvió como sitio de
descanso de las fuerzas de Álvaro Obregón, quien arribó a la ciudad de México
En estos predios cuyo origen se adorna con
alcurnia heráldica desde los orígenes de la Colonia y más aún, desde la
posesión imperial de Moctezuma, se levantó entre 1955 y 1958 el nuevo centro de
trabajo que habría de ser orgullo de la Compañía y satisfacción y confort de
sus trabajadores, uno de los edificios de arquitectura funcional más bellos de
México.
Fuente:
Revista LyF, Año II, N° 22 Junio 1°
de 1956, p. 7-8.
[1] Amparo directo N° DT.-1337/2010.
Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito. Edición
especial que preparó la redacción de la Revista
Lux, Año LXXXV, N° 626, del mes de agosto de 2013. 458 p., p. 411.
[2] El cual comprendía con sus 150
hectáreas todo el bosque al norte de la Gran Avenida, incluyendo el lago grande
y la extensión del Paseo de la Reforma.
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