POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
Por estos días, se difundieron tres
diferentes noticias que atraen mi atención. La primera de ellas, se publicó en La Jornada del 13 de septiembre pasado
(p. 5):
Su contenido es más que evidente, pues pone
o pondría remedio a la desbocada manera en que sigue operando el sistema de
cobro por parte de la CFE en cuanto
a los usuarios domésticos, y también los industriales, pues las tarifas no
corresponden con la realidad, lo cual ha venido a traer un enorme signo de
inconformidad por parte de toda una comunidad (la del centro del país, antes
controlada por Luz y Fuerza del Centro),
misma que ahora se ve profundamente afectada por la aplicación sin orden ni
concierto por parte de la otrora llamada “empresa de clase mundial”, con lo que
lo único que viene a demostrar es que no puede controlar la situación que “heredó”,
pero de la cual pretende y sigue pretendiendo imponer sus propios criterios,
mismos que se han convertido en un grave conflicto del cual no sabemos hasta
cuando intentará restablecerlos, pero sobre todo ofrecer un servicio acorde a
las circunstancias que privan en estos momentos en zona tan específica del
territorio nacional.
Me parece que el análisis propuesto por
parte del Sindicato Mexicano de
Electricistas responde a la verdadera dimensión del asunto, no siendo otra
cosa que escuchar a los consumidores, atender sus necesidades y garantizarles
un servicio de calidad, mismo que se debe cobrar de manera más que razonable. El
proyecto del SME deja claro un
sustento de alternativas y soluciones que, de atenderlas y analizarlas en su
justa dimensión, permitirían que el servicio eléctrico recupere sus valores y
equilibrios en cuanto al cobro de las tarifas, no dejando de lado el servicio
al que también se hace responsable la propia CFE.
En un mismo sentido, pero buscando respaldos
constitucionales que se acogen al artículo cuarto de la propia Carta Magna, en
cuanto al hecho de que el suministro de energía eléctrica sea un derecho
suficiente y de calidad. En ese sentido, una vez más fue el SME quien puso sobre la mesa otra serie
de propuestas, lo que habla de su profundo interés por participar de estos
acontecimientos, no sólo en términos ideológicos o pragmáticos, sino de todo
aquello que signifique participar laboralmente en una empresa que necesita
urgentemente de mano de obra calificada. Y prueba de ello es que el movimiento
de la “Resistencia electricista” tiene la respuesta. En todo caso, sólo queda
saber si el gobierno también ofrece una salida inteligente. En ese sentido, el
mismo diario de circulación nacional, nos permitió conocer esta otra noticia:
Me parece, en lo personal, que la solución
del SME es muy seria, propositiva y
que puede llevarse a la práctica sin lesionar en lo más mínimo los intereses de
la ciudadanía.
En cuanto al tercer asunto, este sí muy
grave pero evidente a la vez, es el que se puede leer en la siguiente nota:
Si por un lado insiste el propio gobierno
que la reforma energética será un aliciente más para no poner en riesgo el
patrimonio que representa para el país la energía eléctrica, por otro lado, y
en la realidad más cruda, se pueden conocer datos duros que leerlos y entender
todo el manejo de por medio, representa la deliberada u omisa pero también
permisiva actitud del gobierno mismo a dejar “la puerta abierta” a todo un
sector de empresas extranjeras dispuestas a producir y generar energía que
luego compra CFE en vez de que esta
propia empresa nacional sea la responsable de todo ese compromiso. Además de
todo, destinar una buena parte del presupuesto asignado a la CFE misma para la compra de energía
eléctrica por 56 mil millones de pesos es una cifra mayor en 8 mil millones de
pesos al mismo asunto de lo que erogó el año 2012, lo cual significa que ese
compromiso con la iniciativa privada era ya más que “un secreto a voces” y el
hecho de que hoy el 36% de la generación de la electricidad provenga de
empresas privadas, pone en entredicho el fin último, el objetivo y propósitos
de la reforma energética. En el resto de la nota, y a partir de los datos de
los cuales es fuente el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, todo
parece indicar que la tendencia se inclina por el camino del desastre, es
decir, de que a pesar del anuncio de una flamante Reforma Energética, tendremos
presencia cada vez más notoria de las empresas privadas, con lo cual CFE tendrá una dependencia absoluta, al
punto de que se convierta toda su infraestructura en propiedad de esas otras
firmas y empresas extranjeras que irán dando, mientras no se impida nada al
respecto, muestras de pérdida total en el dominio de los bienes de la nación. Y
como van las cosas, esto no tardará mucho.
16 de septiembre de
2013.
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