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lunes, 11 de agosto de 2014

IMPORTANCIA DE LAS SUCURSALES.

CENTROS DE TRABAJO EN LUZ y FUERZA. ORÍGENES y DESARROLLO.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
  
   La siguiente experiencia fue vivida por el Sr. Héctor de la Garza, a la sazón, colaborador de la Revista LyF en 1959, cuando precisamente enfrentó una situación “en carne propia” de asuntos relacionados con la Compañía de Luz y Fuerza Motriz, S.A., para la que por entonces trabajaba.

   Hace unos días –comienza apuntando de la Garza-, mi esposa me avisó que aparentemente sin ningún motivo, el consumo de luz en nuestra casa de la colonia del Valle había aumentado en forma apreciable según pudo comprobar con el último recibo de pago. Lo primero que se me ocurrió fue enviar una carta a la Sucursal “Valle” de la Compañía de Luz, suplicando que un experto revisara nuestro medidor de corriente.
   Al siguiente día, un técnico de la sucursal atendía nuestra petición. Una vez que examinó la instalación eléctrica y el medidor, informó a la persona que se encontraba en la casa, -mi esposa y yo estábamos en esos momentos de visita con unos amigos-, que uno de los alambres ocultos de la instalación debía encontrarse en mal estado, provocando la fuga de corriente que hacía trabajar el medidor aún cuando estuviesen apagados todos los focos y aparatos eléctricos que teníamos en uso. Más tarde, un funcionario de la Sucursal “Valle”, tuvo la atención de investigar el número de teléfono en mi oficina. Me explicó, en breves palabras, el resultado de mi petición y la necesidad de revisar detenidamente la instalación eléctrica de mi casa, para eliminar el consumo extra que registraba el medidor.


   Al relatar este pequeño incidente, que no tiene mayor importancia, lo hago con el propósito de explicar la magnífica impresión que me causó la atención especial que me brindaron en la sucursal de la Compañía de Luz. No hace mucho tiempo era común observar grandes aglomeraciones e incidentes molestos en el edificio de Gante, cuando la Empresa despachaba desde ese lugar todos los asuntos relacionados con la contratación de nuevos servicios o recibía quejas por deficiencias en el suministro de energía eléctrica. Inclusive los empleados que tenían a su cargo la atención del público, se veían imposibilitados para atender cortésmente a los usuarios, por la falta de espacio y de un sistema adecuado.
   Las sucursales, en mi opinión, han venido a solucionar este grave problema de atención personal, tan necesaria para el buen prestigio de una empresa. En la actualidad, a través de estas oficinas, el público recibe algo que es muy importante en la vida moderna: servicio y atención personal; con ello el consumidor siente la satisfacción natural de saber que se le escucha y que inclusive se le conoce por su nombre y apellido.


   La Compañía de Luz acaba de inaugurar recientemente su sucursal N° 28 ubicada en Santa María la Ribera N° 9, con la cual completa un programa que inició hace dos años con el fin de descentralizar este servicio público que era tan difícil atender adecuadamente desde un solo edificio. Las sucursales son producto obligado del crecimiento demográfico de la Metrópoli. Las nuevas colonias que continuamente nacen dentro del área capitalina, requieren de los servicios necesarios, tales como vías de comunicación, drenajes, alumbrado público, mercados e iglesias, así como sucursales de bancos, telégrafos y Compañía de Luz, para evitarles a sus habitantes la molestia de recorrer grandes distancias.
   Así como la Compañía de Luz se ha preocupado en este aspecto otras instituciones como los bancos más importantes, las cadenas de cines, correos, telégrafos y otros servicios, han abierto también sucursales en distintas zonas de la Metrópoli, con el fin de ofrecer una mayor comodidad a los usuarios.

   Revista LyF, Año VI, N° 55, Marzo 1° de 1959, p. 10-11.

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