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martes, 12 de febrero de 2013

MADERO, DÍAZ Y TODO LO DEMÁS QUE SUCEDIÓ…

LÍNEAS DE TRANSMISIÓN… O LÍNEA DEL TIEMPO

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.


   Obtenida así la concesión, la Compañía Mexican Light and Power Company Limited dio muy pronto muestras de su capacidad y alcances. Mucho tiempo antes de que se vencieran los plazos pactados, cumpliría con las obligaciones establecidas, pues se iniciaron las obras en Necaxa y se desarrollaron con inusitada rapidez, al grado tal que en el año de 1905 se inauguró la Planta de Necaxa con la primera unidad de 5,000 KW, y en el mes de diciembre del propio año la energía generada en la mencionada planta llegaba a la ciudad de México, para cuyo efecto entraron en operación las líneas de transmisión: Necaxa-México y México-El Oro, con una tensión de 60,000 voltios (60 Kv), que fue cambiada a 85,000 (85 Kv) en 1910.
   El contrato concesión de 1903 fue reformado por el del 2 de mayo de 1906, que concedió derechos a la Mexican Light and Power Company Limited, para generar energía eléctrica dentro del estado de Puebla en sus distritos de Huauchinango y Zacatlán en los ríos Necaxa, Tenango o Cucuela, Catepuxtla, Laxaxalpan o Axaxalpan, y en sus tributarios Almoloyan, Ayotlán, San Pedro, Hueyopán, Metlaxistla, Camotepec, Jaral, Choconcuautla, Zempoala y afluentes, San Marcos con sus afluentes y tributarios.
   Poco tiempo después, la Mexican Light and Power Company Limited entraba en posesión de la concesión de que disfrutaba la “Mexican Electric Works Limited”, en virtud de haber adquirido el control de la mexicana. Esta concesión, que había sido otorgada el 3 de marzo de 1896 a los inversionistas Siemens y Halske, por el gobierno de la ciudad de México, fue la base legal para operar una planta de vapor de 4,800 KW en Nonoalco.
   En 1905 nació también en Canadá otra personal moral bajo la denominación de The Mexican Light and Power Company Limited, al amparo de las Cartas de Patente de 1902. Dentro de sus objetivos estaba el de operar en la República Mexicana, ajustándose a sus leyes, para generar, transmitir y distribuir energía eléctrica en la ciudad de México y en otras entidades federativas del Estado Mexicano. Esta compañía, después de ajustarse a la legislación mexicana, adquirió derechos para generar energía eléctrica en el estado de México, distrito de Cuautitlán, mediante la utilización de las aguas del río Monte Alto, como sucesora de los derechos de la Compañía Explotadora de las Fuerzas Hidroeléctricas de San Ildefonso, S.A., que a su vez lo había sido de Ernesto Pugibet, en los derechos que se refieren al contrato concesión de fecha 16 de mayo de 1896. también adquirió los derechos inherentes al contrato de concesión celebrado entre las autoridades del Distrito Federal y “The Mexican Gas and Electric Light Company Limited”, de fecha 12 de septiembre de 1900, así como las propiedades de esta compañía, que se hicieron en una planta termoeléctrica ubicada en San Lázaro, con una capacidad de 2,240 KW.
   En 1903 surge la “Puebla Light and Power Company”, con capital británico de seis millones quinientos mil dólares y con el objeto de aprovechar y explotar las corrientes y afluentes del río Atoyac, con la idea de crear una zona de fuerza motriz para abastecer a las ciudades de Puebla, Veracruz, Córdoba y Orizaba; esta compañía adquirió otras fuentes de energía en los ríos Blanco y Atoyac, dos de los cuales eran concesiones perpetuas otorgadas a los señores Tomás Braniff y Díaz Rugada.
   En 1906 se organizó la “Puebla Transway Light and Power Company” con la pretensión de absorber a la “Puebla Light and Power Company” y los sistemas de tranvías que existían en esa fecha. Así adquirió dos sistemas de ferrocarriles, el del Ferrocarril Industrial de Puebla, con una concesión del Gobierno Federal por 99 años, a partir de 1889, y el del Ferrocarril Urbano, con franquicia perpetua, que lo exentaba del pago de impuestos durante 50 años a partir de 1879.
   Para el año de 1914 la “Puebla Light and Power” operaba cuatro plantas hidroeléctricas, con una capacidad de 10,000 caballos de fuerza, con proyectos para desarrollar 35,000 HP en Tuxpango y 25,000 HP en Córdoba; para 1928 esta Compañía había construido líneas de transmisión de 100,000 volts a Veracruz y Maltrata, emplenaod la corriente para la electrificación del ferrocarril que une a la ciudad de México con el Golfo.
   El mismo capital británico que constituyó las empresas que acabamos de comentar, adquirió en el año de 1908 concesiones en Veracruz sobre las aguas de los ríos Antigua y Actopan, obtuvo el control sobre el sistema de tranvías de la municipalidad y negoció la exclusividad para abastecer el fluido eléctrico por un lapso de 99 años. El siguiente paso fue expandirse y, así, compró la “Jalapa Light and Power Company” en 1909.
   La compañía minera “Guanajuato Mining and Willing Company”, constituyó en el año de 1897 a la “Guanajuato Power Company”, con el objeto de abastecer de energía eléctrica a sus minas y a sus obras de reducción, para vender energía la ciudad de Guanajuato y a algunas fábricas cercanas. La compañía quedólegalmente constituida en Colorado Springs, con un capital netamente estadounidense aproximado a lo tres millones de dólares, siendo los principales inversionistas los señores John Hays Hammodn, Henry Hine e Irving W. Banbright.
   Se reconoció a esta compañía el carácter de empresa de servicio público, se le otorgaron jugosos contratos y se le concedieron prerrogativas y ventajas como libre acceso a tierras públicas, derecho a utilizar gratuitamente los materiales de construcción que necesitara para sus plantas y líneas de transmisión; excención durante treinta años de impuestos estatales y municipales.
   La fuente de fuerza motriz de esta compañía la constituyó el río Duero y, para aprovechar su corriente, se construyó la planta de Zamora a 175 kilómetros de la zona guanajuatense. Esta compañía fundó la “Michoacán Power Company” con el afán de incrementar hasta 20,000 caballos de fuerza la capacidad de las plantas en funciones.
   Se inició con un capital de un millón de dólares y, paralelamente a ésta, se fundaba la “Central México Light and Power Company”, cuyo objeto sería revender la energía generada por sus filiales “Guanajuato Power…” y “Michoacán power…”
   En 1909 la “Central México Light and Power” absorbió a la compañía independiente que surtió de energía a San Luis Potosí, y su capital alcanzó la cifra de 4,750,000.00 dólares; para el año de 1923 se había extendido para abarcar centros mineros del estado de Jalisco, y su capacidad alcanzaba 23,000 HP.
   La “Hidroelectric and Irrigation Company of Chapala” se constituyó con el objetivo de controlar toda la generación y abastecimiento de energía eléctrica en el estado de Jalisco y distribuirla a la minería y a la industria. Para ello adquirió la “Guadalajara Transways, Light and Power Company”, con todas sus franquicias, concesiones y derechos. Su actividad fue muy importante en el desarrollo económico de Jalisco. En 1927 disponía de una capacidad instalada de poco más de 33,000 HP.
   En el norte del país la lucha entre el capital estadounidense y británico por el control de las fuentes generadoras de energía eléctrica fue más enconado que en cualquier otra región y aunque el antecedente data del año de 1904, cuando a la razón social “Wersel and Koch” se le da la concesión para la construcción de una planta eléctrica en Parral, Chih., no es sino hasta el año de 1927 cuando la contienda se decide a favor de los capitalistas estadounidenses, con la adquisición de la “Río Conchos Electric Power”, hasta entonces controlada por interés británico, a la cual se la denominó “Northen México Power and Develpment Company” que, al realizarse el traspaso, sumaba la cantidad de catorce millones de dólares como capital y operaba las plantas de El Tigre y La Boquilla y abastecía a poblaciones de Chihuahua, Coahuila y Durango.
   Las plantas de la Boquilla fueron las más importantes, al grado de que en 1928 habían aumentado su producción a 160,099,000 KWH.
   A causa de la escasez de agua que se produjo en 1928 y 1929, la generación de energía decreció y, consecuentemente, en las minas y fundiciones disminuyó la actividad, por lo que fue necesario optar por una pronta alternativa, la que se instrumentó con la organización de la “Compañía Nacional de Electricidad”, cuyo objetivo fue construir en Chihuahua una planta de vapor que trabajara a base de aceite; la planta empezó a funcionar en 1930 con una capacidad de 1,500 HP, que en 1935 aumentó a 20,000 HP. La mayor parte de la energía se vendía para el bombeo, supliendo así a las plantas hidráulicas de La Boquilla.
   En 1935 la industria eléctrica en el norte del país florecía con la venta de energía para riego y para las explotaciones mineras. Utilizaba un sistema mixto de generación, la fuerza hidráulica combinada con las plantas de vapor de gran capacidad, al que favorecía la proximidad de centros petroleros productores de aceite como Tampico.
   Así continuó en todo el país la proliferación de compañías destinadas a la explotación de las corrientes fluviales para la generación, transmisión, distribución y venta de energía eléctrica, aprovechando las facilidades y ventajas que les proporcionaba el régimen porfirista. En poco tiempo las concesiones que inicialmente fueron otorgadas a particulares mexicanos, fueron asumidas por intereses extranjeros, quienes las compraban en precios irrisorios. En esta forma la industria eléctrica se fue concentrando en manos de intereses de inversionistas privados transnacionales.
   Las inversiones que se aplicaron a la generación y venta del fluido eléctrico fueron fundamentalmente de capitales alemán, francés, británico, canadiense y norteamericano y dieron origen a un sinnúmero de empresas eléctricas que controlaron totalmente la industria.
   Entre las más importantes podemos señalar las siguientes:

Compañía Anónima de Alumbrado de Puebla (1887)
Compañía Nacional de Luz Eléctrica (1892)
Compañía de Luz y Fuerza Motriz Eléctrica (1892)
Compañía de Transmisión Eléctrica de Potencia del estado de Hidalgo (1894)
The Guanajuato Power Company (1896)
Compañía Eléctrica Irrigadota de Hidalgo (1897)
Compañía Explotadora de San Ildefonso (1897)
Compañía Mexicana de Electricidad (1898)
Compañía de Tranvías Luz y Fuerza de Puebla (1902)
Compañía Eléctrica Potosina.
The Mexican Light and Power Company, Limited (1902)
Compañía de Ferrocarriles Eléctricos de Tampico (1902)
Compañía Industrial de El Oro
Monterrey Electric Rochway Company
Compañía Hidroeléctrica Queretana (1898)
Compañía Eléctrica de Aguascalientes (1904)
Michoacán Power Company (1904)
Compañía de Luz y Fuerza Eléctrica de Campeche (1907)
Compañía de Tranvías y Fuerza de Guadalajara (1907)
Compañía de Luz y Fuerza del Istmo de Tehuantepec (1908)
Veracruz Electric Light, Power and Tractión Company (1908)
Compañía Hidroeléctrica del Río de la Alameda (1909)
Santiago River Power Company (1909)
Compañía de Luz y Fuerza de Campeche (1910)
Compañía de Luz y Fuerza de Pachuca (1910)
Compañía Eléctrica de Zacatecas (1910)
Compañía Tabasqueña Automotriz (1910)

   Todas estas compañías y otras nuevas, importantes, poco a poco fueron siendo controladas y absorbidas por dos grandes consorcios transnacionales, la Mexican Light and Power Company Limited y la “American Foreign Power Company”, al grado de que toda la industria eléctrica quedó bajo su absoluta hegemonía.
   La Mexican Light and Power Company Limited, manejada por intereses británicos y canadienses, diversificó sus operaciones a través de sus cuatro subsidiarias: a)”Compañía Mexicana Meridional de Fuerza, S.A.”, b)”Compañía de Luz y Fuerza Eléctrica de Toluca, S.A.”, c)”Compañía de Luz y Fuerza de Pachuca, S.A.”, y d)”Compañía de Fuerza del Suroeste de México, S.A.”
   La “American Foreign Power Company” integrada por intereses netamente estadounidenses y filial de la “Electric Bond and Share”, organizó sus derechos, propiedades y concesiones a través de la “Compañía Impulsora de Empresas Eléctricas, S.A.”, que administraba las siguientes subsidiarias:

a)”Compañía Eléctrica Mexicana del Norte, S.A.”
b)”Compañía Eléctrica Mexicana del Suroeste, S.A.”.
c)”Compañía Eléctrica Mexicana del Centro, S.A.”
d)”Compañía Eléctrica Nacional, S.A.”
e)”Compañía de Electricidad de Tampico, S.A.”
f)”Compañía Eléctrica de Mérida, S.A.”

   Como se señaló anteriormente, muchas concesiones iniciales estuvieron en manos de mexicanos, ya que el gobierno del General Díaz, para congraciarse con algunos de sus partidarios, les otorgó liberalmente y en condiciones muy favorables, autorizaciones para la explotación de recursos hidráulicos, para la generación y comercialización de energía eléctrica. Por desgracia éstos las enajenaron rápidamente a inversionistas extranjeros, quienes tenían ya intereses en otras industrias como el petróleo y la minería, por lo que inmediatamente se dieron a la tarea de producir energía para consumirla, enprincipio, en sus propias negociaciones, las cuales se vieron impulsadas hacia un gran desarrollo por el reemplazo de antiguos procesos de producción y explotación, que fundamentalmente se sustentaban en la energía producida por vapor. Ello trajo como consecuencia la disminución en los costos del proceso productivo, que se tradujo en mayores ganancias y rápida acumulación del capital, con lo que los antiguos concesionarios mexicanos pasaron a ocupar el papel de compradores de la energía eléctrica o a sumarse como fuerza de trabajo en las plantas eléctricas y en contadísimas ocasiones a integrarse como parte del equipo administrativo de las empresas.

   Es claro que la industria eléctrica no nació como un servicio público, sino como un medio de perfeccionar los procedimientos de la acumulación del capital y sólo a causa de que la energía a veces excedió las necesidades para las que era producida, se ofreció a la venta y se fue aplicando por parte de los gobiernos de los estados y de los municipios a los servicios públicos de alumbrado y transporte, así como al uso doméstico.

   El gobierno del general Porfirio Díaz propicia una política de concesiones que atrae recursos financieros del exterior para efectuar inversiones en el terreno eléctrico; los complejos industriales se manejan con la certeza de contar con ofertas crecientes de electricidad para satisfacer las demandas que requieran; tal condición refleja los avances que en materia de inversiones se efectuaron en el sector eléctrico a principios del siglo XX.

   Durante el período que va de 1891 a 1900, los Estados Unidos de Norteamérica realizaron inversiones del orden de 275 millones de dólares en el sector eléctrico. En México se dedican a las tareas eléctricas, en la misma época, 75 millones de dólares provenientes de recursos de capital de Inglaterra, de Cánadá y de los propios Estados Unidos de Norteamérica. Este dato por sí solo nos demuestra que México arribó a los procesos eléctricos al lado de las grandes potencias mundiales.

   El régimen porfirista alentó la penetración extranjera en la economía nacional. La élite gubernamental se hallaba plenamente identificada con los intereses de las compañías extranjeras, a las que servían con muy pocas condiciones o de las que recibían beneficios económicos. Era frecuente escuchar la tesis de los llamados “científicos” de que en México, faltando mano de obra y dinero al gobierno, se requería la intervención extranjeras para obtener “bienestar para todos”. Aquellas concesiones que se otorgaban a los nacionales, éstos las entregaban o las vendían a los extranjeros.

CONTINUARÁ.

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