RECOMENDACIONES y LITERATURA.
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
Se trata de un libro “sabroso” por donde quiera vérsele.
En su contenido, se encuentran reunidas una serie de recetas que, los “compañeros” de diversas áreas tuvieron a bien compartir para enriquecer, con su “sazón” y su historia cada uno de los capítulos de que consta la obra. Además, incluye datos amenos en donde los entrevistados nos fueron contando sus experiencias y vivencias en el día a día de las jornadas de trabajo, mismas que no podían quedar exentas de suculentos “almuerzos” o “comelitones” como se acostumbraba en muchos, muchos centros de trabajo.
Llama la atención de que allí se pueden conocer las combinaciones que ciertos gustos fueron arraigando, por lo que era una característica de cada lugar saber que llegar a él, significaba no solo el cumplimiento del deber, sino contar con el hecho de que a cierta hora de la jornada se destinarían unos minutos de gozo ante los comedores improvisados, y el sitio en el que se prendía fuego a tapas de tambos de 200 litros que se convertían en comales. De igual forma, tantos y tantos carretes del cable de aluminio pasaban a ser las mesas en que se servían las “viandas”, mientras el bullicio aumentaba conforme los guisos estaban llegando al “punto”. No faltaban tampoco las bromas, como aquella de que quien tardaba más de lo debido en servirse ya le estaban cantando al ritmo de que “este ya se embandoló”. Es decir, cuando algún compañero se excedía más del tiempo “permitido” en servirse la cantidad necesaria para hacerse un taco o servirse la salsa, seguramente extasiado de lo que estaban viendo sus ojos y disfrutando sus otros gustos.
Es por eso que Un toque de sabor es un libro que se agradece en estos momentos en que añoramos nuestros días de trabajo.
La portada misma es un recuento entrañable de lo mucho que disfrutábamos el trabajo en compañía de los “sagrados alimentos”, ese valioso ingrediente que servía también para relajar las horas de actividad, de contar las incidencias más sobresalientes, o hasta para enterarse del “chisme” más reciente, que de todo hay en la viña del señor. Y si además el almuerzo o la comida se compartía con los sobrestantes o los jefes, arquitectos, ingenieros residentes o superintendentes, la cosa adquiría un tono distinto. Era recibir en el tejabán, en la bodega de la obra, o en el sitio donde se habilitara el “comedor” a los mismísimos responsables que en esos momentos se encontraban en la obra o el centro de trabajo.
En poco más de 70 páginas se reunieron referencias a diversos espacios laborables como, por ejemplo: el Km. 28 de Villa Alpina, Villa Cuauhtémoc, Planta Hidroeléctrica de Lerma, Tepuxtepec, el Campamento Lechería (Obras Civiles Nuevas), la planta Hidroeléctrica y subestación de Juandhó, el campamento central de Cerro Gordo. También se incluye al Campamento del Km. 42 en Teotihuacán, la laguna de Tecocomulco (Km. 94), el Campamento del Km. 110, el Departamento Necaxa, Malinalco y la Planta Alameda, así como el Campamento el Capulín y Tres Marías, para cerrar con el Sector Cables Bolívar y la Fábrica de Estructuras Xochinahuac. Cada uno de estos centros proporciona las recetas más exquisitas y suculentas que uno pueda imaginar. Y entre otras aparecen las siguientes:
La barbacoa, la pancita, los charales, la carpa, buches rellenos, escamoles, el “Pollo a la Cerro Gordo”, mixiotes de ajolote, conejo al chipetín, acamayas al mojo de ajo, tejamaniles con mole, “Bistés a la Cables” o el “Suadero estilo Wearever” entre otras tantas.
Incluyo aquí una de las recetas, en espera de que este alimento espiritual y para el estómago “apapache”, en alguna medida, nuestros alicaídos corazones.
¡Buen provecho!
Un toque de sabor. Tradición de los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro. México, Luz y Fuerza del Centro, 1999. 79 p. Ils., fots., grabs.
Doctor José Francisco:
ResponderEliminar¿Donde puedo consultar y obtener una copia del libro Un toque de sabor?
Le agradezco su información y tiempo a la consulta.
Buen día.