POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
Al darse a conocer la autorización del
convenio 0-029 y de fecha 24 de febrero de 1958, este contenía en su parte
sustancial lo siguiente:
En atención a que,
con motivo de la supresión de la vía del Ferrocarril de Necaxa a Beristain y
del Garitón a la Mesa ,
prácticamente han quedado suprimidos los trabajos de mantenimiento del
Ferrocarril del Departamento de Necaxa, por lo que el personal de la entonces sección Ferrocarril, siguió prestando
sus servicios con nuevas funciones en la propia planta de Necaxa.
Por lo que muy pronto desapareció de aquel
escenario todo un sistema que por más de 50 años funcionó en los alrededores
del complejo hidroeléctrico Necaxa, Patla, Tepexic y Tezcapa.
Los
señores Cisler y Draper, importantes funcionarios de la Compañía Mexicana de
Luz y Fuerza Motriz, S.A., operando la “Burrita”, emblemática pieza
ferroviaria, que formaba parte de aquel contingente, mismo que, para 1958
desapareció de la infraestructura de la empresa.
Esto viene a cuento para comentarles el
siguiente pasaje:
Que
desde 1956 comenzó a desmantelarse la vía de ferrocarril propiedad de la Compañía de Luz que comunicaba las poblaciones
de Necaxa, Huauchinango y Totolapa, con su terminan la Estación El Carmen en el Estado
de Puebla. Tal servicio tuvo que ponerse en marcha tan luego iniciaron las
obras de la futura planta Necaxa, esto por el mes de junio de 1903. Se planeó
un camino carretero entre la estación “Santiago”, que era la Terminal del Ferrocarril
de Hidalgo, en su ramal de Tulancingo, y Necaxa. Había camino hasta
Huauchinango, pero de allí a Necaxa solamente se iba a caballo. El problema del
transporte de trabajadores y materiales para Necaxa, era muy serio; al
principio se pensó en solucionarlo por medio de tractores de vapor que hacían
el recorrido por la carretera recién construida, pero en la temporada de
lluvias había grandes dificultades, por lo cual la Compañía se decidió a
financiar al Ferrocarril de Hidalgo, para que tendiera un ramal desde Santiago
hasta Beristáin. Luego, sobre la carretera que construyó la Compañía entre Beristáin
y Necaxa, fue puesta la vía férrea que iba de la estación Carmen a Necaxa.
Por fortuna, en la recordada Revista LyF apareció una hermosa y
evocadora crónica realizada por el señor Francisco Javier González Pardo,[1]
quien prestó sus servicios en la planta Necaxa como Oficial Mayor de la
mencionada división entre 1909 y 1939.
Nos dice don Francisco Javier:
El ferrocarril Necaxa-Carmen, propiedad de la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A., fue
siempre un pequeño ferrocarril industrial pero que, con el paso de los años,
logró hacer historia.
La línea comunicaba las poblaciones de
Necaxa y Huauchinango-Totolapa y su Terminal, Estación El Carmen, del Estado de
Puebla. En una breve extensión de 30 Kms. el ferrocarril ascendía o descendía
la friolera de 700 metros
con pendientes hasta de 7.5% a través de una de las zonas montañosas más
imponentes y pintorescas de la República. En el recorrido, se
prodigaban hasta 315 curvas, algunas de ellas de 60 grados, usándose en la vía,
riel de 40 libras .
El ferrocarril contaba con 3 locomotoras de
montaña tipo cremallera de 33 toneladas marca Shay, 5 locomotoras de bielas de 20 toneladas marca D. K. Porter; 25 plataformas de
distintas capacidades hasta 30 toneladas y 15 carros caja de diversa capacidad.
Con este equipo se transportaron durante la
época de construcción de las presas, canales, plantas y túneles del Sistema
Necaxa, toda la maquinaria pesada y materiales en general que se requirieron.
Para pasajeros se disponía de dos carros llamados “Necaxa” y “Carmen”; tres
autovías marca American Oldsmobile y Adda. En estos cinco vehículos se
trasladaban trabajadores y empleados a distintos lugares. Con frecuencia el
ferrocarril transportó a los señores Ing. G. R. G. Conway y W. H. Fraser,
Presidente y Gerente, que fueron por mucho tiempo de la Compañía , quienes
solieron acompañar a personajes distinguidos en la política, la industria y las
finanzas de México.
Con seguridad no hubo ningún
ferrocarrilerito [sic] particular en toda la vida de México, que haya
transportado a cinco Presidentes. A bordo de los mejores carros de pasajeros
viajaron por los vericuetos de la zona hidro-eléctrica de Necaxa, a lo largo
del tortuoso trayecto, los señores Presidentes Gral. Don Porfirio Díaz, Don
Francisco I. Madero, Gral. Álvaro Obregón, Gral. Venustiano Carranza y Gral. e
Ing. Don Pascual Ortiz Rubio. En sus giras los acompañaron miembros de sus
Estados Mayores y de sus gabinetes.
Tal vez el hecho más extraordinario en la
historia de este ferrocarril, construido para propósitos tan diversos, fue la
conducción del cadáver del Presidente Carranza, procedente del pueblo de
Tlaxcalaltongo hacia Beristáin, Puebla, para ser conducido posteriormente por
el ferrocarril Hidalgo a la
Ciudad de México.
La visita de los Presidentes estuvo más que
justificada por tratarse de conocer las instalaciones de una Compañía entonces
joven, que desde aquel tiempo habría de tener una importancia trascendental
para toda la República
y en especial para el abastecimiento de energía eléctrica de la zona central.
La trágica muerte del Presidente Venustiano Carranza, lo hizo figurar,
fortuitamente, en uno de los episodios más dolorosos de la historia de la Revolución Mexicana.
El ex–ferrocarril de Necaxa construyó un
ramal de 7 Kms. que conectaba los diversos puntos del Sistema con Tlalchichica,
ramal que se hizo indispensable para la construcción de la planta de Tepexic.
Los imperativos del progreso hicieron que
este pequeño ferrocarril resultase inútil. La carretera lo desplazó.[2]
Pero no podemos menos de publicar esta nota reminiscente puesto que el
ferrocarril no solamente escribió una página industrial de gran importancia
para la Compañía
y para México, sino que él y sus trabajadores tomaron parte en episodios que ha
registrado nuestra historia.
NOTA:
Si desea
entrar en contacto con el autor de estos trabajos de
investigación, recopilaciones, y demás asuntos relacionados con la
reconstrucción de la historia de Luz
y Fuerza del Centro, o simplemente conocer su obra, con
gusto lo remito a la "liga" en que aparecen sus datos curriculares:
En la cejilla
"Acerca del autor", se encuentran todo mi perfil profesional, así
como un archivo PDF que reúne toda mi obra, publicada desde 1987 y hasta
nuestros días.
Muchas
gracias.
[1] Revista LyF. Publicación mensual al servicio de los trabajadores de la Cía. Mexicana de Luz y Fuerza
Motriz, S.A. y sus subsidiarias, Año II, Nº 26, octubre 1º de 1956:
“Ferrocarril que desaparece”, 9-11.
[2] Durante el sexenio del Lic.
Miguel Alemán inició un cambio industrial sin precedentes en nuestro país. El
sistema ferrocarrilero, hasta entonces uno de los más eficiente e integrados de
la nación, comenzó a decaer con motivo de la construcción de diversas
carreteras que sirvieron como válvula de escape a nuevos caminos, así como el
aliciente para impulsar el mercado y el comercio.
Pero las Shay son de cardán, no de cremallera y menos las Porter, de ambas quedaron una en el desaparecido MuTec
ResponderEliminarEstimado Héctor Hugo "laratram001":
ResponderEliminarAgradezco como siempre tan atinados comentarios, lo que permite tener la certeza de que personas como tú, tienen un amplio conocimiento al respecto de temas como el presente.
Confieso que desde un principio, me sujeté a la cita que fue tomada de la "Revista LyF". Por tanto, la declaración que proporcionó en su momento Francisco Javier González Pardo, aunque se toma como válida, es sujeta de precisiones como la tuya, lo que agradezco infinitamente.
Aprovecho para enviarte un cordial saludo desde esta opción digital.