CENTROS
DE TRABAJO EN LUZ y FUERZA. ORÍGENES y DESARROLLO.
ALGUNOS ASPECTOS
SOBRE EL NOBLE PROYECTO DEL ARCHIVO HISTÓRICO QUE LUZ Y FUERZA TENÍA
CONTEMPLADO. NOTAS y RECUERDOS.
POR: JOSÉ
FRANCISCO COELLO UGALDE.
Superado el
siglo XXI, con su infinita variedad de situaciones, ofrece al ser humano retos
y necesidades de todo tipo. Esto significa, como ya lo dijo Carlos Fuentes,[1]
el triunfo de la siguiente etapa de la revolución que tiene que ver con el
progreso de la humanidad.
Servidos de ese
instrumento, contamos entonces con la capacidad de discernir, digerir y
asimilar de forma acelerada todo acontecer humano, mismo que implica convivir
con infinidad de valores, uno de los cuales, el conocimiento se convierte en
herramienta eficaz.
Hace poco más
de un siglo, un corrido popular era reflejo del escandalizado e inquieto
comportamiento social, justo cuando comenzaron a circular por diversas arterias
de la ciudad de México los tranvías eléctricos. Dice así una de sus cuartetas:
Ya vesté, la luz
eléctrica,
el telégrafo, el
fonógrafo
y otras mil cosas
también,
que asustan a
casi todos.[2]
Escribo
estas notas justo cuando transcurre el 24 de marzo de 2007. La fecha por sí
misma no significaría nada si antes no se menciona el hecho de que hoy se
cumplen 104 años de la creación de Luz y Fuerza del Centro. Por
tal motivo, parece un hecho relevante el que tras haber acumulado tal cantidad
de tiempo y seguir siendo si no la primera, sí la pionera activa de la
industria eléctrica en México, merezca tener un espacio idóneo para concentrar
la memoria histórica de su paso por varias épocas en todas las cuales se ha
consolidado no sin antes haber enfrentado difíciles batallas. Hoy día, cuenta
con una Biblioteca, un Archivo Histórico surgido hace dos años. A lo anterior, sólo
falta agregar la creación de un museo. Sin embargo, es preciso integrar este
proyecto tridimensional en un solo espacio que permita dar a conocer la
acumulación del conocimiento sobre la electricidad y el uso que el hombre y las
distintas sociedades han dado a este invento maravilloso.
Sin embargo, la biblioteca así como parece
estar marginada, se ha estancado en un atraso de suyo peligroso, al no ofrecer
fuentes específicas de consulta actualizadas y mucho menos plegarse a recursos
tan indispensables como la computación y la Internet. Por lo
tanto, es preciso mejorar las condiciones en el acervo, poner al día sus
instalaciones y prestar un servicio inmejorable con salas de consulta confortables
en donde se encuentren conectadas a la red varias computadoras, entre otros
servicios de calidad.
Del mismo
modo, el Archivo Histórico cuenta ya con un avanzado proceso de capacitación
que ha llevado a sus integrantes a poner en marcha los primeros pasos de la
catalogación en materiales como fotografía en diversos soportes, documentos y
planos, entre otros. Realiza labores permanentes en el rescate de acervos hasta
reunir, por ahora una parte considerable del patrimonio documental que en buena
medida, dará luz al respecto de lo que es y ha sido Luz y Fuerza del Centro
a su paso por esos poco más de cien años de existencia. Es bueno recordar que
nuestra empresa ha transitado hasta por cuatro épocas diferentes, a saber:
1903–1963: The Mexican Light & Power
Company, concepto puesto en marcha desde 1898 por la empresa
trasnacional que el 10 de septiembre de 1902 se constituye de acuerdo a las
leyes canadienses. Se le concesiona el 24 de marzo de 1903 a la explotación de las
caídas de los ríos Tenango, Necaxa y Xaltepuxtla en el estado de Puebla,
iniciando sus operaciones el 6 de diciembre de 1905. El 27 de septiembre de
1960 sucede la histórica nacionalización, por lo que, entre ese año y 1963
ocurre la necesaria transición que permitiría la plena identificación con la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A.
1963–1974: Compañía de Luz y Fuerza del
Centro, S.A.
1974–1994: Se
autoriza a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, S.A. los
actos necesarios y procedentes para su disolución y liquidación. Por tanto,
adquiere desde ese momento la figura de Compañía
de Luz y Fuerza del Centro, S.A. (En liquidación) con asociados tales como:
Compañía de Luz y Fuerza de Pachuca,
S.A., Compañía de Fuerza del Sureste Mexicano, S.A., Compañía Mexicana
Meridional de Fuerza, S.A. y Compañía
de Luz y Fuerza de Toluca, S.A.
1994 y hasta nuestros días:
A partir del 9 de febrero de 1994, se crea el organismo
descentralizado Luz y Fuerza del Centro,
con personalidad jurídica y patrimonio propio.
Por lo que
respecta al Museo Institucional, esta idea se ha planteado directamente a
partir de la puesta en marcha del Museo de sitio en la
planta Necaxa,
inaugurado en marzo de 2003, celebrando así el centenario de Luz y Fuerza del
Centro. Con el tiempo, otras tantas piezas han ido integrando la
que podría ser la etapa del Museo Institucional a la altura, incluso del Museo
Tecnológico de la C.F .E.
o del Museo de la Luz.
¿Debe o no Luz y Fuerza del
Centro contar con un espacio para divulgar tanto conocimiento
como el que es resultado de sus 104 años de vida?
La respuesta
no puede ser más contundente: ¡¡¡Sí!!!
Requiere
para su consolidación la suma de voluntades, tanto de la empresa Luz y Fuerza del
Centro y sus funcionarios como del Sindicato Mexicano de
Electricistas y sus trabajadores, de un cúmulo de sensibilidades
extraordinarias que lleven a buen puerto este proyecto que pueda estar a la
altura del esfuerzo conseguido por otras instituciones que no han tenido más
espíritu que fijar su atención en la necesidad de divulgar la cultura y el conocimiento,
sin más.
Esas tres
esferas y luces del saber deben
contar con un espacio específico en el que coincidan de manera orgullosa lo que
es, ha sido y deberá seguir siendo Luz y Fuerza del Centro, sobre
todo en el corazón de nuestro país, área geográfica y neurálgica también en
donde tiene auténtica presencia.
Los espacios
pueden ser muchos, pero también muy estudiados para preservar debidamente ese
patrimonio que requiere de instalaciones, lo mismo en un edificio emblemático que
en un conjunto de construcción moderna, con áreas proyectadas ex profeso, ofreciendo el debido
confort, y los mejores recursos que cualquier museo, biblioteca o archivo histórico
pueden dar a sus usuarios o visitantes.
Por lo
tanto, quienes hoy integramos el Archivo Histórico de Luz y Fuerza del Centro,
nos sentimos obligados a emitir este MANIFIESTO,
dirigiéndolo a los más altos funcionarios de la orgullosa empresa Luz y Fuerza del
Centro, así como a los dirigentes fundamentales del Sindicato Mexicano
de Electricistas con objeto de sensibilizarlos al respecto de un
proyecto que merece toda la atención. Ignorarlo sería un auténtico riesgo, si
no se plantea el sentido de conservación de un patrimonio, por ahora intangible
pero que necesita más que nunca la unidad, sin que se perjudique su esencia
original, dejando a un lado posibles diferencias. El Archivo Histórico de Luz y
Fuerza del Centro ha logrado recientemente integrarse al Registro Nacional
de Archivos que coordina el Archivo General de la Nación ,
instancia que depende directamente de la Secretaría de Gobernación. Ha entendido también
que al sumarse al cumplimiento irrestricto de un marco jurídico, busca
conservar celosamente un patrimonio histórico que merece ser divulgado entre
sus propios trabajadores –activos y jubilados-, así como entre la comunidad de
estudiosos y público en general. Si a tal proyecto se suma la Biblioteca
y el Museo
Institucional, habremos logrado materializar uno de los proyectos
más acariciados, que serán auténtica manifestación de orgullo no sólo entre
quienes integran la comunidad de Luz y Fuerza del Centro, sino
del país en su conjunto.
Si nuestra
labor implica convencer, los motivos expuestos en el presente MANIFIESTO son
claros y evidentes, por lo que estamos seguros de que contaremos con el apoyo
incondicional de todas las partes a quienes va dirigida la propuesta.
Las más sinceras
felicitaciones a Luz y Fuerza del Centro por su 104 aniversario.
[1] Carlos Fuentes: “Juan Ramón
de la Fuente
en la Cátedra Julio
Cortázar”. En Revista de la Universidad de México,
nueva época, Nº 26, abril de 2006, p. 82. Dice el autor de “Terra nostra”: “(…)
Me refiero a la transformación técnico-informativa que impulsa y refleja lo que
podemos considerar una tercera revolución de la modernidad. La primera fue la
revolución de la tierra (Magallanes) y de los cielos (Copérnico). La segunda,
la revolución industrial de los siglos XIX y XX. Y la tercera, la creciente
globalización de la información, la ciencia y la tecnología como motores del
desarrollo.
“Sujetos de la primera revolución (descubrimiento, conquista y
colonización), objetos de la segunda (reserva de materias primas y mano de obra
barata), debemos ahora prepararnos para ser actores, partícipes plenos y no ya
ancilares, de esta nueva y tercera revolución”.
[2] Electra. El magazine de luz y fuerza y tranvías. Año VII. Enero y
febrero de 1933, Nº 75, p. 11. “El corrido de “los eléctricos”.
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