EL SINDICATO MEXICANO DE ELECTRICISTAS. A 100 AÑOS DE SU
FORMACIÓN Y CONSOLIDACIÓN. (1914 – 2014). PARTE
XIX.
POR:
JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
¿QUÉ OPINIÓN LE MERECIÓ AQUEL ACONTECIMIENTO
A LUIS ALVARADO TELLO?
Toca el turno a uno de los integrantes de
varios comités que encabezaron la presencia del Sindicato Mexicano de
Electricistas, por lo menos desde 1952 y hasta unos 20 años después. Cuando emitió
su propio sentir, se encontraba como integrante del Departamento de Trabajo. Más
tarde ocuparía, entre otros cargos, el de director de Lux. La revista de los trabajadores.
LIBERTAD y UNIDAD
SINDICAL.
La lucha ha terminado; ganó nuestra causa:
la causa de la libertad y la justicia. Aparentemente fue un fácil triunfo, una
victoria sencilla, pero los elementos que poseía el enemigo eran muy poderosos:
la mentira y el cohecho. Estas armas bien usadas causan hondas heridas en el
espíritu humano, y su uso fue el preferido por el enemigo, para desorientar y
amedrentar a los trabajadores, en la batalla por obtener nuevamente los
derechos más elementales que consagra el artículo 123 Constitucional, tratando
con ello de empañar la actuación y deseos del Sr. Presidente de la República,
en su Régimen de Derecho y de amistad a las clases trabajadoras del país.[1]
La gran visión de Julio Vargas y Tobías
Chanín, al presentarse ante nuestros ex Secretarios Generales Francisco
Alvírez, David Roldán Gallardo, Luis Espinosa Casanova y Manuel Paulín Ortiz, e
invitarlos a que con su experiencia y conocimientos nos guiaran en la lucha de
libertad y de justicia, por los senderos rectos de la Ley y de la Ética,
produjo sus frutos, ya que estos hermanos mayores, como los consideramos, no pusieron
la menor traba, y como un solo hombre y una sola voluntad, se unieron a nuestro
movimiento, y junto con nuestro Directorio,[2] nos condujeron al triunfo, a la victoria del Sindicato
Mexicano de Electricistas y del movimiento obrero nacional. De ahora en
adelante podrán temblar los malos líderes, pues ya el obrero mexicano empezó a
entrar al periodo de la madurez, y se podrá sacudir a los dirigentes nefastos a
los intereses de los trabajadores. El Sindicato Mexicano de Electricistas puso
nuevamente el ejemplo a la clase trabajadora de México, al emanciparse de las
tiranías lideriles.
Pero que este esfuerzo, esta lucha, esta
conquista, no queden estériles para el futuro. Deben reformarse nuestros
Estatutos en las cláusulas que perjudiquen a la colectividad, favoreciendo a un
pequeño grupo. Deben quitarse las que se presten a la dictadura sindical y los
que medren con la situación económica de los trabajadores.
He
aquí una evocadora imagen del “Patio de Verónica”, fechada en agosto de 1962, por
el “Departamento de Publicidad” de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, S.A.
Colección “Griselda Guevara” (q.e.p.d.).
La tarea del Comité Central y las Comisiones
será ardua y fatigante. Pero no deben desmayar, deben dedicar todas sus
energías y conocimientos a reorganizar a nuestro querido Sindicato. Que la
misión que conferimos a Julio Vargas Herrera como Secretario General, sea
atinada, efectiva y de absolutas realidades, y no vanas promesas.
La principal obligación de todos los
trabajadores electricistas es unificarse íntegramente en rededor del Comité
Central actual, no importando al grupo que pertenecieron. La lucha entre
hermanos ya terminó, y es un deber estatutario adherirse a la voluntad de las
mayorías. Cualquiera labor que posteriormente al reconocimiento oficial se
quiera hacer es ilegal y debe considerarse como labor antisindicalista, y por
consecuencia, debe ser severamente penada. Esto no debe interpretarse como
amenaza, sino que es un acto de disciplina que debe existir en todas las
instituciones democráticas, puesto que no se puede hablar de derechos sin haber
cumplido primero las obligaciones más elementales. Los derechos de un hombre
terminan donde empiezan los de otro, y por eso nuestro triunfo no debe
interpretarse como facultativo para lesionar los derechos de otro trabajador. Nuestra
lucha tuvo como mira principal terminar la corrupción sindical, y por ello
debemos tener fe absoluta en nuestro actual Comité Central y confiar en que
sabrán responder a los anhelos que tenemos forjados en el porvenir.
Las promesas que salieron del histórico
patio de Verónica deben cumplirse fielmente, para que no haya el menor
empañamiento en las funciones de los representantes en general. Que quede
grabado perfectamente en la mente de cada uno de los agremiados del Sindicato
Mexicano de Electricistas, el motivo fundamental de nuestra lucha, y así, cada
uno de los funcionarios sindicales no dudará en la trayectoria a seguir en los
diferentes problemas que se les presenten. La historia no debe repetirse; el
precedente que se acaba de sentar, que sea definitivo en la historia de nuestro
Sindicato, y del movimiento obrero nacional.
La causa ya está ganada, pero es sólo el
principio; los elementos que integran nuestro Comité Central y las Comisiones
Autónomas, son elementos capaces e idealistas, y sus energías deben dedicarlas
al encauzamiento y engrandecimiento de nuestra magna organización sindical.
Nuestra confianza, nuestra fe y nuestro
progreso, quedan depositados en este Comité de la Libertad y de la Justicia;
que nuestro glorioso lema sea ahora una verdadera realidad, y que sea por el
bien del proletariado y de una Patria más grande y limpia. ¡Viva el glorioso
Sindicato Mexicano de Electricistas!
Lux. La revista de
los trabajadores,
año XXV, 2ª época, 15 de septiembre de 1952, N° 1, p. 7. Material perteneciente
a la Colección “Fátima Alvarado”.
La rigurosa opinión de Alvarado Tello deja
ver la urgente necesidad de modificar unos estatutos que permitieron diez años
de terror, corrupción, inmundicia y demás aberraciones de un reducido pero
selecto grupo de dirigentes sindicales, que se valieron de la institución, en
este caso el Sindicato Mexicano de Electricistas para medrar, corromperse,
enriquecerse y adquirir un poder que los hizo intocables. Grupos o personajes
con semejante perfil los ha habido en diversas etapas de la historia no sólo
del Sindicato Mexicano de Electricistas, sino de muchas otras instituciones
sindicales de este y otros países donde se mantienen vigentes tales
agrupaciones. El asunto que derivó en el ya mejor entendido caso de “El
Veronicazo” deja ver a las claras la forma en que aquel “Comité Central”,
encabezado por el “señor Senador Juan José Rivera Rojas” terminó sus días en la
forma más denigrante e inesperada. Por fortuna los acontecimientos en el “Patio
de Verónica” en julio de 1952, dieron motivo para el desarrollo no sólo de la teoría sino de la praxis
que urgían al interior del S.M.E., y con ello superar el grado de desgracia en
el que se encontraba la alicaída institución sindical por aquel entonces.
CONTINUARÁ...
[1] Debo mencionar que en esos momentos, todavía era
Presidente de la República, el Lic. Miguel Alemán Valdés, cuyo periodo
comprendió del 1° de diciembre de 1946 al 30 de noviembre de 1952.
[2] En palabras, lo suficientemente sencillas el
término Directorio se refiere a la
que fue penúltima forma de gobierno adoptada por la Primera República Francesa mientras transcurrió la Revolución
francesa. Su vigencia comprendió el periodo del 26 de octubre de 1795 al 9 de
noviembre de 1799, fecha en la que se consumó el golpe de estado del “18 de
brumario” con lo que se instauró el Consulado. El Directorio quedó establecido para dejar atrás un auténtico periodo
de terror impuesto por la fracción más extrema de los jacobinos con lo que se
logró equilibrar el sistema político francés a una condición más conservadora.
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