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lunes, 12 de mayo de 2014

NARRACIÓN DE HECHOS SOBRE EL AMARGO CASO DEL “VERONICAZO” EN JULIO DE 1952. ASÍ SUCEDIÓ. CONTINUACIÓN…

EL SINDICATO MEXICANO DE ELECTRICISTAS. A 100 AÑOS DE SU FORMACIÓN Y CONSOLIDACIÓN. (1914 – 2014). PARTE XV.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
  
   Como era domingo y para descansar y olvidar el momento sucedido, Sanchitos ocupó el resto del día en pasear y al llegar a su casa a las 23.40 hs. le fue comunicado por su sirvienta que lo habían ido a buscar unos señores en coche, en esos momentos sonó el teléfono y el que hablaba era Jesús Caballero de Operación Ciudad, quien comunicaba a Sanchitos que el compañero Fernando Urruchúa le había buscado por toda la tarde para recomendarle que se cuidara porque los del Comité lo andaban buscando a él, así como a Villanueva. Sin tomar muy en serio la recomendación se dedicó a descansar y al día siguiente, a la hora de costumbre, fue a trabajar, recibiendo poco tiempo después la noticia de los nuevos acontecimientos en Verónica. 

Ficha de Eduardo Sánchez Alanís. En Lux. La revista de los trabajadores, año XXV, 2ª época, 19 de noviembre de 1952. N° 6, Extraordinario, p. 19.

   Dos horas antes del suceso expuesto en párrafo anterior, en la casa de Villanueva acontecía el acto más reprobable de que pueda ser objeto hombre libre, que como tal, expone su sentir por medio de palabras que ofrenden a lo vil; pero que en cambio, son de buen oír para la persona que no tiene que temer. Siendo como se dijo, las 21.00 hs. del domingo 20 de julio, fecha que debemos tener en cuenta no sólo por el hecho de que ese día hubo hombres que elevaron su voz por medio del último aliento de libertad que en sus seres había, y por la poca esperanza que podía quedarles; sino por la indignación que causa el ver que uno de ellos, de sentimientos nobles y además de bondad plena para sus semejantes, se le prive de la libertad y se le amenace con la deliberada intención de obtener de él una confesión falsa con la cual se puedan salvar de la vergüenza, entes (pues no se les puede llamar de otro modo), cuya conciencia está tan ennegrecida con acciones tan bajas y degradantes para la humanidad; el compañero David Villanueva fue sacado de su casa por Rivera Rojas y su Comité, del que Francisco Bustos fue el actuante de tan odiosa misión. Francisco Bustos llamó a la puerta con prisa pues estaba lloviendo; al salir un familiar, Bustos le dijo que hiciera el favor de llamar a Villanueva, cosa que hizo el familiar antes citado, siendo así como el C. Villanueva salió a saber de qué se trataba, y al ver a Bustos le dijo que le hiciera el favor de pasar y que adentro tratarían el asunto, a lo que Bustos se negó diciendo: Te habla Juan.
   Al salir Villanueva vio varios carros estacionados en la acera y preguntó: ¿en cuál está?, diciéndole Bustos: en el de adelante. Villanueva caminó y al llegar al carro de adelante vio a Rivera Rojas que iba al volante, el cual le abrió la puerta del Cadillac y dijo: siéntate, compañero. Arrancaron los tres carros que lo habían ido a buscar y después de haber caminado un poco Rivera le dijo:
   Oye, compañero, dime ¿qué te traes tú con el Comité?, a lo que Villanueva contestó que nada; entonces siguió diciendo Juan, ¿qué fue lo que dijiste al compañero Robledo esta mañana? Villanueva contestó: si ya te lo dijo él para qué quieres que te lo repita, y además, eso que te dijo es cierto; Juan calló y siguieron caminando, luego dijo: ¿cuándo es que tú y los tuyos piensan asaltar el Sindicato?, a lo que Villanueva preguntó: ¿eso también te lo dijo él, verdad; no precisamente, sino otra persona; bueno, pues esas son mentiras, ¿cómo consideras tú que yo asalte el Sindicato siendo que es mi propia casa y la de todos?, a esto Juan guardó silencio y siguieron. Volvió a hablar y dijo: quiero queme expliques lo siguiente: supe que en la mañana habías radiado y hecho propaganda en contra del Sindicato; ¿radiado? preguntó Villanueva sorprendido con la alusión de Juan qué es lo que tú quieres que yo conteste; pues la mera verdad con tantas preguntas me has desorientado; ¿qué pretendes?, ¿de qué radios me estás hablando? No te hagas. Siguió Juan, tú bien sabes que son de la Compañía.

Otra imagen de David Villanueva Zárate, para que no lo olvidemos.

   Mira, Juan, tú sabes perfectamente que no están bajo mis órdenes los camiones que tienen radio, y que son a los que tú te refieres, sino que yo los uso sólo cuando no tengo otro medio de comunicación con Operación Ciudad en Nonoalco, y para eso se los pido a ellos, puesto que los de Operación Ciudad son los que los controlan.
   Bueno, dijo Juan, pues eso lo vamos a ver en el Sindicato (para lo cual ya habían llegado a la calle de las Artes). Ya en el S.M.E. se dirigieron a la oficina de Juan, sentándose Villanueva en una silla y teniendo a su lado a todos los del Comité, quienes trataban de infundirle miedo enseñándole las armas que portaban, estando atrás Robledo y otros.
   Rivera Rojas se dirigió a su escritorio y tomó el teléfono sin dejar de mirar a Villanueva, simuló marcar un número y dijo: háblele al Coronel; haciendo una pausa dijo: habla usted con el Senador J. J. R. R., oiga, Coronel, que ha habido, ¿qué noticias me tiene?... ) todo esto sin dejar de mirar a Villanueva); mire, coronel, estamos ya sobre la pista de unos elementos comunistas que se han colado en diferentes departamento de la Cía., además de algunos empleados viejos que andan haciendo labor en contra del S.M.E..., bueno; ya que terminemos de hacer las investigaciones necesarias yo le daré los nombres y las direcciones para que usted vaya a aprehenderlos en sus domicilios… adiós…
   Terminada la conversación con el supuesto Coronel, se dirigió a Villanueva y le dijo: Oye, compañero, ¿cuándo te jubilas?, ¿tú ya eres muy viejo en la Cía., verdad?, ¿Cuántos años tienes de servicio? Villanueva contestó: 38 años…,, luego Juan le dijo: oye, a ti casi ni te conocía…; pero yo a ti sí, dijo Villanueva, te conozco desde que eras Srio. de Trabajo hace mucho tiempo, pues yo soy de la Comisión de Seguridad, y tuvimos que tratar asuntos sobre ella. Ah, sí… de verdad, dijo Juan; pero por qué yo nunca te he visto y ¿por qué yo nunca te he visto; y ¿por qué nunca has venido a solicitar un favor del Sindicato como lo hacen tus compañeros? Pues mira, Juan, yo nunca he tenido necesidad de molestarte, por eso no lo he hecho, respondió Villanueva. Luego volvió a decir Juan: vi tus records en la Cía. Y en el S.M.E., en todos los movimientos del mismo, tú has estado con nosotros, y espero que lo seguirás estando. Dado el record que tienes aquí, espero que en esta ocasión nos ayudarás; ¿quieres darme tu palabra de honor… (extendió la mano, lo mismo que Villanueva), de que esta vez ayudarás a Robledo lo mismo que a dos secretarios que voy a mandar mañana a Líneas Aéreas, para orientar a todos los compañeros de ese Depto, y que nos ayuden a realizar nuestro plan en beneficio del S.M.E.? Villanueva sin otra respuesta que dar por lo crítico de la situación y sobreponiéndose al temor, sin reflejarlo en su rostro, dijo que sí a lo dicho por Juan, quien le hizo ver que esperaba su ayuda en esta ocasión.
   Luego dirigiéndose Juan a Becerril, le dijo: llévate al compañero Villanueva a su casa.
   En el camino, Becerril opinó que él creía que los compañeros de Líneas Aéreas no tenían nada; que únicamente lo que pasó fue que el compañero Robledo no les había sabido informar; para esto Villanueva le contestó, que él no veía para que hacer la cosa tan grande, si no lo era, que lo único que ellos habían hecho eran unas preguntas a Robledo; que ellos no tenían nada en particular; que la gente de Líneas Aéreas era buena, sólo que como todos tenían derecho a hacer preguntas, y que estaban dudosos de los 3 días que querían descontar, teniendo razón para ello; bueno…, dijo Becerril, ¿para qué hacer tanto escándalo, si no se les descontaron esos tres días…? Llegaron a la casa de Villanueva y éste se fue a descansar para trabajar al día siguiente 21 de julio en el que fue recibido por su gente, que estaba muy preocupada, pues ya habían tenido noticias de que lo andaba buscando Juan, además de que se le había hecho un poco tarde con respecto a la hora que acostumbraba a llegar, pues siempre estaba antes de la hora de entrada.

ACONTECIMIENTOS DEL DÍA 21 DE JULIO

   En toda la gente que entraba a trabajar no existía otro pensamiento que la preocupación por lo que pudiera haberle ocurrido a Villanueva. Al fin, a las 7.30 hs. llegó Villanueva con mucha prisa sin contestar a la multitud de preguntas con que lo recibió el personal, y procedió a repartir el trabajo sin querer hacer comentarios de lo sucedido; sólo diciendo frases sueltas con respecto a ello.
   Primitivo, que había tenido noticia de lo que pasó el domingo, por medio de Juan Hernández, el cual le había dicho además de los de Villanueva, que ahora iban a hablar los del Comité con ellos, y que no los fueran a dejar solos, pues era seguro que a los que hablaron les dieran en la torre si ellos no los apoyaban; con la duda y viendo la actuación de Villanueva quien evadía a la gente, se acercó a él y le preguntó si era cierto que lo habían sacado de su casa y que lo habían amenazado, Villanueva turbado le dijo: mira, viejo, cuando esto pase ustedes sabrán de un coronel y otras cosas, yo no quiero hablar con nadie, para no comprometerlo, después de lo cual se retiró.
   Ya seguro de lo que había ocurrido e indignado más que por otra cosa por el secuestro de Villanueva, Primitivo pensó hacer algo; pero para eso empezó a buscar a alguno que lo secundara, dudando si habría alguno que se arriesgara, por lo tanto se dirigió a Luis Valadez otro compañero de Garage, el que al recibir la noticia sólo contestó que a ver qué se hacía, retirándose luego.

Ficha de Primitivo Fernández Huerta. En Lux. La revista de los trabajadores, año XXV, 2ª época, 19 de noviembre de 1952. N° 6, Extraordinario, p. 20.

   Eran aproximadamente las 7.40 hs. cuando llegaron Rojas Güereque, Ocampo y Bustos, los cuales espantados por lo sucedido el día anterior, temerosos de que pudiera llegar a más, reunieron a la gente con el objeto de borrar con sus falsas informaciones lo que pudiera en sus mentes crearse y serles perjudicial a fin de cuentas. Reunida la gente Rojas Güereque se subió en la defensa de un camión, y haciendo uso de la palabra empezó a decir que los trabajadores debían estar alerta, pues la Cía., trataba a toda costa de romper la unidad del Sindicato; que ya habían visto cómo se intentaba asesinar a nuestro digno (¿?) dirigente, y que era un individuo pagado por la Empresa el que trataba de hacerlo, que se habían dado cuenta de que un brote comunista salido de los trabajadores, trataba de hacerle juego a la Cía., y que una vez al llegar a Cuautitlán el Presidente de la misma fue recibido por las guardias blancas y dijo “¡caramba!”… esto es estar bien, con esto acabaré con el Sindicato. Pero no pudo, pues se topó con la inquebrantable voluntad y el dinamismo de nuestro “digno dirigente”, siendo por esto que trataban a toda costa de eliminarlo, por lo cual debíamos estar siempre unidos en torno a él, puesto que su “honradez”… (¿?) y su celo por defender los derechos de los trabajadores eran los que le habían causado esas dificultades, que era una demostración de agradecimiento el prestar todos su apoyo y respaldarlo en el momento que fuera necesario, con objeto de que no le sucediera nada. También dijo que los 3 días que pensaba descontar, no lo serían, pues ya la Cía. había entregado las cantidades necesarias.
Sólo los que estamos en el Comité, colaborando con el compañero Rivera Rojas, nos damos verdadera cuenta de la actuación de él; nosotros también somos personas honradas, que sólo estamos ahí para cumplir con nuestro deber para con la Organización, y si es que alguno de ustedes tiene algo que decir en contra de nosotros, “que lo diga aquí para contestarles ahora mismo”. Después de decir esto se bajó del camión en el que improvisó su tribuna. Cuando hablaba Rojas Güereque, entre la gente se encontraba Primitivo, que se había ido a cambiar de ropa, y Luis Valadez que estaba junto a Francisco Bustos, el cual le decía al ver que se mostraba nervioso, el porqué temblaba; a lo que le contestó Valadez “que al rato lo iba a saber”; Bustos le pidió un cigarro.
   Al terminar de hablar Rojas Güereque se produjo un silencio profundo que duró unos minutos, que parecían siglos para los que querían refutarle lo dicho. En esos momentos Primitivo impulsado por una fuerza superior al miedo que se puede tener al hablar por primera vez en público y decir la verdad a quien la pisotea y hace burla de ella, subió al camión sin saber por el momento lo que iba a decir; pero teniendo en su pensamiento la idea de decir algo para protestar contra la injusticia; al hacer uso de la palabra, ya un poco más sereno dijo lo siguiente: Compañeros: nosotros no debemos jugar con nuestro patrimonio y el de nuestros hijos; nosotros no debemos tener como dirigente a un cobarde, pues a Rivera Rojas, los millones y la vida tan cómoda que lleva, lo han hecho traicionar a los trabajadores y lo han hecho, además un miedoso; lo digo porque yo mismo lo observé cuando haciendo guardia en el edificio del Sindicato, en la última huelga, dijo con su cara de hipócrita y con el miedo dibujado en el rostro: compañeros: debemos aceptar y volver a nuestro trabajo; entonces sí iba él a aceptar así, sin discutir lo que le ordenaban los de la Empresa. ¿Para qué fue tanta faramalla de firmar la renuncia y hacer tanto teatro si ya sabía él cuál era el resultado…?, ¿para qué nos vino a tomar el pelo sabiendo que al firmar la renuncia lo hacíamos con pleno conocimiento de la causa?

NOTA IMPORTANTE: Las imágenes aquí incluidas, pertenecen a la "Col. Fátima Alvarado".


CONTINUARÁ.

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