EL SINDICATO MEXICANO DE ELECTRICISTAS. A 100 AÑOS DE SU
FORMACIÓN Y CONSOLIDACIÓN. (1914 – 2014). PARTE
XIV.
POR:
JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
La siguiente, es la narración de la que nos
da cuenta el Ing. Raúl González Tescucano, con toda seguridad, uno de los
trabajadores que estuvieron muy cerca o al borde de aquel interesante capítulo
histórico en la re-construcción del Sindicato Mexicano de Electricistas, la que
tuvo que re-configurar también todas sus estructuras para retomar el camino de
una democracia que se vio oscurecida por semejante periodo de oscurantismo y
regresión.
Así sucedió.
Estas letras no pretenden ser la historia
del que puede llamarse Movimiento de Verónica, no, sólo tratan de hacer
recordar lo sucedido en los dos días en que puede considerarse que se gestó
éste, a los que ya lo saben, y enterar a su vez a los que por diferentes
causas, que no vamos a enumerar, pues no es el momento, no pudieron conocer de
principio la actuación de los compañeros que tuvieron el valor y firmeza
necesarios para sostener lo que a continuación se explica y que es lo más
apegado a la realidad, puesto que está sacado de las versiones que cada uno de
los que en este escrito aparece me dio, y lo pude ver en el ya mencionado Movimiento del Patio de Verónica.
ACONTECIMIENTOS
DEL DÍA 20 DE JULIO.
El domingo 20 de julio al igual que los
demás domingos del año, en que las cuadrillas del Depto. de Líneas Aéreas
trabajan como en día común de la semana, habiendo llegado la gente como de
costumbre, a las 7.30 hs. de la mañana, el Representante Sindical del Depto de
nombre Manuel Robledo le dijo al Sobrestante del mismo, llamado David Villanueva
Zárate: gordito, deseo que la gente no salga pronto a trabajar, pues quiero
explicarles algunas cosas; Villanueva accedió a la petición, repartió el
trabajo a los cabos y expresó a todos el deseo de Robledo para lo cual se
reunieron éstos en el lugar donde guardan sus herramientas o sea el cuarto
donde están las bartolinas y que forma parte del edificio del Almacén de
Verónica. Ya reunidos, Robledo se dirigió a ellos expresándose así:
-Compañeros,
no hagan caso de lo que dice la Prensa, ustedes ya saben lo escandalosa que es,
hagan caso sólo del Comité que es el que les informa, los periódicos están
pagados y no puede ser verdad su contenido. (Esto les dijo queriendo
contraatacar o borrar el efecto que pudiera haber producido la propaganda del periódico
Zócalo, salida con anterioridad y que como era
adversa a Juan José Rivera Rojas, puesto que criticaba su actuación debido a
que había suspendido sólo por antojo una Asamblea que debió haberse efectuado
el 16 de julio y que después de haberlo hecho y de que había la seguridad de
que ya no estarán en ella elementos que pudieran atentar, como él decía y
temía, contra su vida, sino sólo elementos incondicionales, resultó ser que
dicha Asamblea sí se había llevado a efecto; pero sólo con dichos elementos).
Siguió diciendo:
-Compañeros:
les voy a dar esta información que traigo del Comité. En el callejón de
Pajaritos existe una casa en la cual se están reuniendo elementos que planean
atacar el S.M.E. y formar un Sindicato Blanco. Se piensa que entre estos
elementos existen compañeros nuestros, puesto que tienen las mismas
credenciales sindicales que nosotros, y pensamos por lo tanto, que lo más
indicado para dar con esos compañeros es recoger las credenciales de todos los trabajadores
y revisarlas, pues cree el Comité que es la única manera de saber con qué
numero existen y cuántas son las credenciales del otro bando.
Esto sin duda lo querían hacer debido al
temor que ya demostraba Juan de poder caer de la cumbre, pues él se quejaba y además
denunció ante las autoridades, que temía ser víctima de un atentado, que su
vida peligraba y que la Cía. estaba dispuesta a pagar $100,000.00 para que lo
mataran. Ya habiendo recogido las credenciales, por supuesto que en las
Asambleas y al edificio del S.M.E. no entrarán más que sus elementos
incondicionales con el pretexto de que lo podían matar, y así podría actuar con
la más absoluta libertad en el conflicto que había formado con la Empresa y que
hasta la fecha según se había informado por medio de la Prensa, era éste muy
grande y difícil de resolver.
Uno de
los primeros héroes de aquella gloriosa jornada: David Villanueva Zárate, el
cual horas más tarde fue retenido y “secuestrado” en forma violenta por la “policía”
de Juan José Rivera Rojas.
En Lux.
La revista de los trabajadores, año XXV, 2ª época, 19 de noviembre de 1952.
N° 6, Extraordinario, p. 19.
Siguió diciendo que como todos sabían, el
problema que se tenía con la Empresa con respecto a los empleados de confianza
que se habían designado, era debido a que ésta estaba violando el Contrato
Colectivo de Trabajo y que por lo mismo el S.M.E. ya no estaba dispuesto a
seguir tolerando esas violaciones que eran demasiadas, y para que ustedes lo
sepan, quieren Juan y el Comité que nos comencemos a preparar para ir a una
huelga, para demostrarle así a la Empresa que no nos vamos a dejar imponer sus
condiciones, y puesto que ella se pone exigente y no quiere arreglos con el
S.M.E., nosotros le enseñaremos a no jugar con nuestras peticiones.
La gente al oír esto de la huelga, se
indignó y con murmuraciones demostró su inconformidad; aunque nadie hacía uso
de la palabra. En ese momento el compañero Primitivo Fernández Huerta, que es
trabajador del Depto.
de Garage y que tiene a su cargo el
manejar uno de los camiones de las cuadrillas de Líneas Aéreas, después de
haber colocado el carro en el lugar correspondiente para que los compañeros de
Líneas Aéreas carguen su material y sus herramientas, y después de haberse
cambiado de ropa, regresó cuando se estaba comentando lo dicho por el compañero
Robledo, y al darse cuenta de que dentro de uno de los carros hacían mucho
ruido con el material, hablaban en voz alta y de que alguien insinuó que se
callaran, dijo que dejaran que se desahogaran, pues era claro que ya estaban
cansados de todas esas cosas, después de estos se acercó más para oír mejor y
se sorprendió de que el que levantara la voz fuera Villanueva, que con toda
serenidad se dispuso a hablar. Villanueva casi sin recapacitar sobre lo dicho
por Robledo, y aun más, sin consultarlo con los demás, habló en nombre de todo
el Depto. diciendo lo siguiente:
Yo creo que es imposible que exista un grupo
que trate de formar otro S.M.E. y que quiera hacerlo Sindicato Blanco, pues
como tú debes comprender no podría ser registrado en Trabajo; además, tú sabes
que todos los Movimientos anteriores de huelga, el Departamento del cual
dependemos, es el más amolado, puesto que tenemos que trabajar dando todos los
servicios de emergencia que se requieran, de día y de noche todo el tiempo que dura
la Huelga y nuestra actuación nunca ha sido tomada en cuenta por el Comité;
queremos que para los movimientos de esta índole se nos tome un poco más en
cuenta, para saber nuestros puntos de vista al respecto, que se nos dice a una
Asamblea en la que nosotros expongamos nuestro parecer, pues siempre somos los
más olvidados en estos movimientos aunque seamos los que más trabajemos.
Además, mira, Robledo, nosotros no estamos
de acuerdo con las actuaciones del Comité puesto que hemos visto que lo único
que hacen es crear conflictos que nos acarrean a los movimientos en los cuales
nosotros lo único que percibimos a cambio de nuestro trabajo, es el maltrato de
parte del Comité, además de perjuicios en nuestra economía doméstica, esto es
lo que nos hace no tener confianza ya. Ve y dile al Comité que nosotros no
iremos a ninguna huelga o movimiento de esa índole, puesto que él nos merece
poca confianza. Ni en los tiempos de la Pre-Constitución, se habían cometido
las violaciones que cometió el líder Juan José Rivera Rojas.
Estas palabras claras y ciertas, dichas por
un hombres que ve pisoteados sus derechos por las actuaciones de un Comité que
se ha hecho indeseable y que no trata más que de hundirlo, arrebatándole todo
derecho de libertad, lo menos que podían hacer, es encender el ansia de
liberación de sus compañeros que lo escuchaban, puesto que con esto la opresión
que se siente en el pecho se pierde al saber que todavía hay quien se esfuerza
por romper el yugo que lo une a una época de terrorismo. Y así con el fin de
desahogarse al igual que Villanueva y hacer sentir a los demás sus pensamientos
que todavía tienen restos de libertad y de razón, pidieron la palabra los
compañeros Miguel Álvarez y Guadalupe Martínez, quienes demostrando que ya no
tienen ningún temor exponen al representante de ese Comité indeseable lo
siguiente:
Por su parte, Álvarez expone que la
actuación de Juan José Rivera Rojas y su Comité era muy desagradable, pues
siempre hablaban mal de Messersmith, que deberían corregir su educación no
insultándolo veladamente como lo hacían en las Asambleas; además, que desde que
llegó Messersmith no habían dicho ora cosa que no fuera el que le aplicaran el
articulo 33 a ese vejete, porque ya estaba demasiado rico, haciendo todo esto de
la manera más soez y pidiéndole por medio de los periódicos y revistas que
renunciara.
Dijo también, que el representante sindical
era y había sido designado por sus representados, para llevar al S.M.E. el
sentir de los trabajadores y no para imponerles su criterio, y que
desgraciadamente tenía que ser así, pues todo el que quería exponer su sentir
no podía hacerlo sin que le fuera aplicada la Cláusula de Exclusión, con la
cual castigaban al que podía refutarles su actuación, puesto que el sentir no
podía estar en ninguna forma de acuerdo con el Comité.
Siguió diciendo, que ese era el sentir de
los trabajadores de Líneas Aéreas; pero que si no quería llevarlo al Comité,
que le llevase solamente el de él, que era el mismo, pues ya no tenía miedo a
la cláusula de exclusión y que se iría contento a la calle, satisfecho de su
actuación.
Para esto, otro trabajador de nombre Jorge
Mateos Colín salió en su defensa y para mostrarle su apoyo, dijo: no es justo
que tú solo vayas a la calle, nosotros estamos dispuestos a apoyarte en todo lo
que tú digas y si es necesario iremos todos a la calle; pero no te dejaremos
solo. Con los ánimos más excitados por las frases de sus compañeros, habla
Guadalupe Martínez y dice a Robledo: Nosotros los de Líneas Aéreas, nos vamos a
unir como un solo hombre; pero no para ir a un movimiento de huelga o a una
manifestación como tú quieres, sino para luchar contra todo lo que nos afecte y
lesione nuestros derechos; pues ya estamos cansados de ello porque somos los
que más trabajamos en ellas y los más olvidados por el S.M.E., además de queyo
considero que esos movimientos son con un fin político más que de trabajo, y
nos llevarían solamente a sufrir las consecuencias de las que nos arrepentiríamos;
como sabes, los que forman el Comité son un grupo de ambiciosos y ladrones por
lo mismo.
Después de haber oído todo lo anterior, el
representante Robledo dijo: Bueno, por qué si no estaban conformes con el
Comité votaron por él en las elecciones; a lo que Álvarez le respondió: por la
sencilla razón de que en veinte planillas se tenía al mismo Secretario General
que era Juan José. Con esto Robledo calló.
Villanueva les dijo a Álvarez, a Martínez y
otros: hay que estar comunicados, pues algo nos puede pasar, ya ven que después
de una cosa como ésta viene la consignación.
Juan Hernández Jurado, otro trabajador de
Líneas Aéreas, dijo a Primitivo con tono preocupado al haber terminado la
junta: no nos vayan a dejar solos, mañana yo creo que les toca a ustedes, pues
si no nos ayudan nos van a amolar ya sabes como son, esos, con toda seguridad
tratarán de hacerle algo a Villanueva y a los otros que han hablado.
Como el domingo se trabaja en Líneas de Alta
Tensión, las licencias que se hace necesario pedir las pide el Sobrestante,
Villanueva en este caso, como de costumbre, se comunicó a Operación Ciudad por medio del teléfono ambulante que usa y
le dijo al operador, que en ese día era Eduardo Sánchez Alanís, el cual le
preguntó por qué pedía la licencia tan tarde (eran las 9.25 a.m. y siempre se
piden a las 8.15 a.m.), a lo que contestó Villanueva: Sabe, Sanchitos, sucedió
esto en la mañana cuando llegamos a trabajar (le explicó lo acontecido) y nos
opusimos Álvarez, Martínez y yo, porque nos quieren embarcar en un movimiento
de huelga y usted debe considerar que ya estamos cansados de todas estas cosas
por la forma en que nos tratan, a ver si no nos hacen nada por lo que dijimos;
pero total, si nos consigna ni modo.
Sanchitos le contestó: “Claro”, ya es mucho
lo que han hecho éstos, ustedes no se consideren solos, avísenos mañana o
pasado, ya saben que estamos con ustedes en cualquier momento y si no cuenten
conmigo en lo particular.
Por su parte Sanchitos, a la hora de entrada
había recibido de mal agrado la noticia que salió en el periódico La Prensa y que le fue enseñada por un compañero que
trabaja en el Tablero, de ese departamento. En el periódico decía que los
electricistas irían a una huelga y a una manifestación en la que iban a
demostrar su apoyo a su líder; Sanchitos al ver esto se indignó y pronunció
frases de desagrado diciendo que él no iría a nada, pues eso ya era el colmo de
la desfachatez del Comité.
Al hablar con Villanueva, le dijo a éste que
si ya había leído el periódico, a lo que le contestó que sí, explicándole lo
antes dicho. Después de esta plática, Villanueva recibió la licencia y procedió
a trabajar.
Entre tanto Sanchitos al hacer sus reportes
a la diez horas, tuvo una idea de momento que le preocupó; puesto que si los
compañeros de Líneas Aéreas quedaban solos, sobre de ellos recaerían todas las
represalias que hiciera el Comité, por lo tanto creyó conveniente que siendo
domingo y que por esto los del Comité estarían en cualquier parte divirtiéndose
y entreteniéndose en todo menos en lo del trabajo, no se darían cuenta de lo
sucedido en toda su magnitud y por lo tanto sería provechoso inflar los datos
de los acontecimientos, para animar así más a todos los compañeros que pudieran
jalar más pronto y mejor. Para llevar a efecto su idea, propuso sin medir las
consecuencias adversas que les pudiera ocasionar el que radiaran la noticia él
y su ayudante Antonio Zúñiga Mondragón, diciendo con toda serenidad y
procurando a la vez que todos tuvieran la impresión que él tenía y se unieran a
ello lo más pronto posible, que los Deptos. de L.A., parte del de Operación, de
Subestaciones y Cables Subterráneos, se habían sublevado y habían demostrado
con palabras su inconformidad con el Comité y su líder máximo, usando para esto
el sistema de radio del Departamento de Operación Ciudad y las diferentes vías
telefónicas de la Cía., durante todo el turno de trabajo.
A la hora en que salió, al encontrarse con
los compañeros del siguiente turno les manifestó verbalmente lo sucedido
incitándolos a que cooperasen con su respaldo.
A las 14.50 hr. el compañero Villanueva le
entregó las licencias y debido al exceso de trabajo él no se acordó de la labor
que había hecho y por eso no se la comunicó a Villanueva, siendo así que este
ignoraba todo lo que había sucedido en ese tiempo y no pudo dar razón de ello.
CONTINUARÁ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario