EDITORIAL.
POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
Hace unos días, el periódico La Jornada publicaba la siguiente
colaboración de José Antonio Almazán González:
En su contenido se encuentran ingredientes
que vienen a poner en claro las circunstancias “ocultas” que el gobierno
anterior, y también el presente tuvo y ha tenido para con el atentado que
perpetraron en contra de Luz y Fuerza
del Centro y sus trabajadores, los que fuimos despedidos prácticamente de
un día para otro. Fue la operación “perfecta” que consumaron para arrebatar a
esta empresa paraestatal las condiciones idóneas relacionadas con una
infraestructura que serviría –como en bandeja de plata-, a los caprichos del
poder dominante de grandes empresas del extranjero. Ha sido suficiente incluso,
para doblegar a diputados que apenas el lunes 9 de diciembre, votaron a favor
de la Reforma Energética, punto culminante de todas aquellas aspiraciones con
las que se abre a la inversión extranjera la posibilidad de realizar a sus
anchas los mayores niveles de explotación de recursos que pasan al control de
terceros, pero no de los mexicanos, con lo que se atenta en forma por demás
inimaginable, contra artículos como el 27 y 28 constitucionales, que parecen ya
mera referencia que se queda como un dato o seña de lo que fue nuestro país en
otras circunstancias.
Es muy serio el asunto que acaban de
consumar diputados y senadores. Se les podrá acusar de “traidores a la patria”
y todo procedimiento para que se les aplique un juicio sumario será inútil. En todo
caso, cargan desde hoy con la sentencia de que se han convertido en los
cómplices que dieron cauce a una escalada mundial de desbordamiento en la que
los nuevos sistemas de producción (porque ya ni siquiera podrían llamarse
procesos de producción), obligan a tener un control asegurado de bienes como el
petróleo o la electricidad, pero no por el hecho de que resulte la mejor
práctica tanto para PEMEX como para CFE para seguir siendo puntales en la
economía. Sino que habiendo perdido capacidad en tanto paraestatales, ahora se
convierten en la servidumbre de las potencias que dicen cómo deben hacerse las
cosas. Preocupa que también esté amenazada la plantilla de trabajadores de una
y otra empresa, y la forma en cómo procedieron con Luz y Fuerza del Centro parecería ser el modelo a seguir.
José Antonio Almazán nos dice con mayor
claridad en su columna de opinión, mientras uno saca conclusiones sobre las
actitudes del gobierno actual, que desmerece, como el anterior de una imagen
seria, nacionalista, sino absolutamente entreguista, y poco dada a tener su
mirada en el colectivo, ya sea pueblo, sin más, o de trabajadores que día con
día pierden atribuciones hasta convertirlas en nuevos esquemas de trabajos
forzosos con limitadas prestaciones y garantías de seguridad social.
Es lamentable, doloroso también todo lo que
hemos venido observando en los recientes días, con lo que queda demostrado el
alto grado de peligrosidad, de traición artera cometida por representantes del
pueblo que parecen haber hecho oídos sordos al llamado de detener esta entrega
de segmentos estratégicos a manos extranjeras.
12 de diciembre de
2013.
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